La votación del domingo ha permitido configurar la futura Asamblea Constituyente de la manera más democrática posible. Que existe la presencia predominante de asambleístas del Movimiento al Socialismo (MAS), es indudable. Sin embargo, los resultados del conteo rápido de votos permiten observar que el país apostó por la estructuración de una Asamblea Constituyente plural y diversa.

La constitución de la Asamblea tal como reflejan los primeros resultados es producto de una decisión ciudadana soberana. Eso significa que, además, la democracia obró y se fortaleció.

Que se crea que los candidatos de agrupaciones o partidos como Podemos, Unidad Nacional o el propio Movimiento Nacionalista Revolucionario —que logró representantes por Beni y Pando—, no tienen presencia relevante, es relativo. Que se piense que las agrupaciones ciudadanas como Concertación para el Cambio (CC) o Concertación Nacional (CN) estarán en la Constituyente pero que sus determinaciones no tendrán peso, también es relativo y significa una prematura subestimación.

Todas las fuerzas políticas que ahora confluyen en la Asamblea por decisión del voto popular tendrán oportunidad de plantear propuestas, de dialogar, de concertar y de determinar. Por lo menos, eso espera el ciudadano.

Frente a esa perspectiva, los partidos cuya representación en la Asamblea es minoritaria tendrán una enorme responsabilidad para con el país. Es probable que mucho más que aquella que se le pueda atribuir al MAS y su mayoría.

Será gravitante el papel que cumplan las minorías, porque en el contexto que se vislumbra podrían ser, incluso, de quienes dependa el logro de acuerdos necesarios, para allanar o erosionar las determinaciones de la Constituyente, en el marco de los cambios a la nueva Constitución.

Es así que las agrupaciones ciudadanas que se inauguran en la escena política del país, probablemente de manera circunstancial y específicamente para la Constituyente, deberán estar a la altura del mandato ciudadano y de la responsabilidad encomendada.

Para quienes tienen trayectoria suficientemente recorrida en la lid política, también el mensaje llega a través del voto. Más allá de la aplicación de estratégicas políticas de captura de la votación en determinados segmentos o regiones o la aplicación de mecanismos o consignas que les favorecieron, los resultados son elocuentes. Una porción significativa de la población resolvió depositar, una vez más, la confianza en dichas alternativas.

El reto está lanzado para todos. Para mayorías y minorías. La Asamblea, así como fuera el camino para llegar a ella, deberá ser el recinto donde predominen los principios democráticos, por encima de cualquier consenso de bloque.

Allí no deberían caber las mezquindades políticas, los intentos de absolutismos, las imposiciones ideológicas o las injerencias supranacionales de ninguna índole.

Las minorías deberán ser propositivas y no intentar ser ni la piedra en el camino ni la senda expedita, sino el equilibrio racional y maduro que requerirá la Asamblea.

Bolivia confrontará en breve el inicio de las deliberaciones constitucionales, para ello todos quienes ahora tienen la responsabilidad deberán estar preparados para responder al país.