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23/05/2014 | Argelia, el laboratorio energético de Europa

F. J. Barroso

Frente al conflicto gasístico con Rusia, que acaba de sellar un acuerdo histórico de suministro con China, algunos países europeos prefieren mirar a África.

 

En 2011, Francia aprobó la ley que prohíbe la fracturación hidráulica (fracking) para explorar y explotar el petróleo y el gas esquisto, la fuente de energía del futuro o, al menos, la misma que ha permitido a Estados Unidos soñar con la autosuficiencia energética. Pero Francia, con la llegada de François Hollande al Elíseo, ha sellado varios acuerdos para hacer en Argelia lo que ha rechazado llevar a cabo en casa. De esta forma, con el histórico acuerdo alcanzado entre Rusia y China para el suministro del gas ante el rechazo europeo, África pasa a ser una alternativa seria.

La economía argelina depende tanto del comercio de los hidrocarburos que este abarca el 97% de los ingresos en divisas. Pero podría pasar de exportador a importador de hidrocarburos si continúan agotándose las reservas en energía fósil como sucede desde hace varios años (ya en 2013 la producción un 6%).

«El último año ha sido muy duro para el Gobierno argelino por la retirada de inversiones de EE.UU, precisamente por el fracking», apunta Jorge Fuentelsaz, delegado de la agencia EFE en Argel. Al frente de él está Abdelaziz Buteflika, de 77 años, en el poder desde 1999 tras ganar por más del 80 por ciento las últimas elecciones de abril. «Precisamente por el dinero de los hidrocarburos, el Ejecutivo consiguió calmar la mecha de las protestas en la primavera árabe de 2011», añade el corresponsal», añade.

España, principal socio comercial

Con la retirada de Estados Unidos, España, con el 50% de su gas procedente de Argelia, se ha convertido en el principal socio comercial del país con un intercambio valorado en 15.410 millones de dólares, según la Dirección General de Aduanas argelina.

El pasado mes de octubre, la Comisión Europea incluyó, como infraestructura prioritaria, la conexión de España-Francia de Le Perthus. Bajo el nombre de Midcat, es considerada por las instituciones europeas como fundamental para avanzar hacia un mercado interior de gas dentro de la UE, explican desde Gas Natural Fenosa, compañía con contratos de aprovisionamiento de gas en Argelia.

Pero por suerte para el Gobierno, la cuenca de Ahnet, al suroeste del territorio, cuenta con 20 billones de metros cúbicos de gas esquisto, lo que convierte a Argelia en la tercera fuente mundial, solo por detrás de China y Argentina, pero por delante de Estados Unidos, según la Agencia de Energía de EE.UU (EIA, sus siglas en inglés). Ello explica el interés creciente de Europa en este país como solución frente al gas ruso comprado a Gazprom.

La llegada de Francia como Estado pionero en explorar el gas esquisto en suelo argelino ha despertado las iras del sector más nacionalista. Como se muestra en una viñeta del portal opositor «Le Quotidien d’Algerie», puede tratarse de un nuevo colonialismo galo tras la sangrienta guerra de independencia. Sin embargo, otros, contrarios a esta idea, apuntan al beneficio que supone la llegada de los franceses para la renovación tecnológica del Estado.

Fuentelsaz señala que el Gobierno tiene una obsesión por la tecnología y la formación de sus ingenieros para avanzar en la explotación del gas esquisto. En todos los acuerdos bilaterales piden a cambio el «knowhow» de Occidente. «A José Manuel García Margallo, ministro de Exteriores español, le dijeron en su anterior visita que si España quiere dinero, nosotros queremos formación».

El Ejecutivo argelino se mueve preocupado por una posible crisis económica alimentada por el agotamiento de los recursos. «Una merma importante en el comercio de hidrocarburos provocaría que la ciudadanía se levantase una vez desprovista de la protección del Estado en forma de subsidios: en vivienda, en productos básicos y subiendo los sueldos de los funcionarios para prevenir el contagio de las revueltas árabes en 2011», añade el corresponsal de EFE.

El asalto de In Amenas dejó 39 muertos

Otra visita importante fue la de John Kerry, secretario de Estado de EE.UU, los pasados 2 y 3 de abril, que despertó las suspicacias de la oposición por el apoyo indirecto de la superpotencia. Las conversaciones giraron en torno a los hidrocarburos y sobre todo a cuestiones de seguridad tras el asalto yihadista en enero de 2013 a la planta gasística de In Amenas en el que murieron 39 rehenes extranjeros. «El gas argelino ya no resulta atractivo», llegó a titular el principal diario francófono de Argel, «El Watan», para aventurar el punto de inflexión que vive Argelia. Frente a este contexto actúa el Gobierno y por ello ha decidido apostar por el fracking y por el gas no convencional.

Los opositores a la explotación del gas esquisto como la Asociación por las Libertades Ciudadanas (CNLC, en francés) creen que la inversión no será rentable. Por un lado, porque para perforar un pozo se necesitan 15 millones de dólares y Argelia debe perforar 15.000 para hacer frente al aumento de la demanda de energía. Por el otro, porque Argelia alberga reservas de aguas subterráneas bajo el desierto del Sahara de hasta 60 billones de metros cúbicos de agua dulce.

Vicente Alcalde, activista antifracking en España, subraya que el fracking es un procedimiento para liberar el gas mediante la fracturación de la roca que, además del uso de grandes cantidades de agua, requiere el empleo de productos químicos la mayoría cancerígenos que contaminan los acuíferos del desierto. «Y que puede suponer un grave riesgo para la agricultura de una zona con tanta escasez».

Todos miran a Estados Unidos. Su camino firme hacia la independencia energética trastoca el comercio internacional: obliga a los principales exportadores a explorar nuevas vías. «Aunque EEUU haya empleado el fracking con éxito y sin grandes rémoras, no quiere decir que en España o Argelia esto suceda igual: en el territorio norteamericano existen yacimientos extensos donde no hay apenas población», añade Alcalde.

De todas formas, este proceso parece imparable. El gas esquisto, pese a los riesgos del proceso, se confirma como la fuente energética del futuro…y del presente para África y sus nuevos «colonizadores».

ABC (España)

 



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