Kerry llega a Berlín con una misión imposible. Lo que le ha encargado el presidente Obama es poner final a la crisis de confianza que atenaza las relaciones bilaterales entre Alemania y EE.UU. a causa del escándalo del espionaje. Y sin haber puesto un pie en Berlín, ya ha fracasado. El Gobierno alemán ha rebajado de antemano las expectativas tanto de la visita de Kerry como de un rápido final del escándalo. "No esperen que en el transcurso de esta visita se vayan a producir acuerdos entre las dos naciones", ha dicho abiertamente el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, además de confirmar que "en el escándalo del espionaje quedan todavía muchas cuestiones abiertas".

También la canciller alemana ha dejado entrever que no hay posibilidad de sobreseimiento de la que es entendida en Alemania como una agresión en toda regla: la intervención de 20 millones de correos electrónicos y llamadas de teléfono al día por parte de la agencia NSA en suelo alemán. "Una actuación que prioriza el fin a los medios y que hace todo aquello que es técnicamente posible viola la confianza y destruye la confianza, de modo que al final no hay más seguridad, sino menos", dijo Merkel ante el Pleno del Bundestag el pasado miércoles. La única vía de reconciliación que ofrece Berlín es la firma de un Tratado de no Espionaje en el que EEUU se comprometa de forma vinculante y ante el Derecho Internacional a las buenas prácticas en el sector de inteligencia.

Reiterado espionaje

Al secretario de Estado norteamericano le corresponde este viernes el papelón de visitar la Cancillería de Berlín y reunirse con Merkel, a la que los servicios secretos de EEUU han tenido durante años intervenido el teléfono móvil y a la que, según las últimas revelaciones de Snowden, siguen espiando a través de programas informáticos que rastrean las comunicaciones de terceros con los que en el pasado ha mantenido contacto.

"Tampoco lo resolveremos con un viaje mío", ha advertido la canciller. Merkel, que tiene previsto visitar a Obama en los próximos meses en Washington a invitación del presidente estadounidense, lo que pone en evidencia que de poco va a servir el encuentro con Kerry de esta tarde, que según el comunicado oficial servirá para discutir "sobre la relación transatlántica y cuestiones de política exterior", como las crisis de Siria y Ucrania, precisó el portavoz de Merkel.

Alemania es uno de los países más golpeados por el escándalo de espionaje exterior de la NSA y Merkel, tal y como ha quedado claro en los primeros pasos de la 'gran coalición' de Gobierno alemana, cuenta en este punto con el total apoyo de sus socios socialdemócratas para mantener un aposición muy dura respecto a esta cuestión.