El Jefe de Gabinete, Jorge Milton Capitanich, y el Ministro de Economía, Axel Kicillof, montaron en la mañana...
El Jefe de Gabinete, Jorge Milton Capitanich,
y el Ministro de Economía, Axel Kicillof, montaron en la mañana de
este viernes una puesta en escena de emergencia para intentar ponerle paños
fríos al overshooting registrado apenas 24 horas antes
en el mercado cambiario.
El funcionario chaqueño declaró que el Gobierno
Nacional había decidido flexibilizar la compra de dólares por parte de
particulares y, previo a retirarse sin contestar preguntas de los periodistas
presentes, completó que se propondría la reducción del sobreimpuesto del
35% sobre gastos con tarjeta de crédito en el exterior. Los buenos modos de que
echó mano Capitanich en su exposición se vieron rápidamente opacados por los
conceptos vertidos por Kicillof, quien volvió a recurrir a la formulación
psicótico-paranoide del golpe de mercado -existió un "ataque
especulativo muy fuerte", dijo- y remató con el reconocimiento
explícito del mercado paralelo de la moneda estadounidense, antes negado: "Nos
quieren hacer creer que el dólar vale trece pesos", agregó. Su
premisa de endilgarle responsabilidades por el putsch financiero
a la petrolera angloholandesaShell y a su presidente, Juan
José Aranguren, bordea con la consideración del Jefe de Gabinete, para
quien es lícito comparar a los ciudadanos de a pie que se refugian en la divisa
norteamericana para resguardarse de la inflación con peligrosos
traficantes de droga.
No obstante, nada cambiará en la práctica. Mientras el
amoral jefe de la AFIP, Ricardo Echegaray, ya ha
motorizado una serie de reuniones con su equipo para especificar los términos
de la flexibilización que dará forma al marco desde el cual hacerse del billete
estadounidense, lo concreto es que el organismo recaudador continuará
operando con la discrecionalidad de siempre, al momento de definir a quién
se le permite comprar divisa y en qué cantidades. Nada permite suponer que la
Administración Federal de Ingresos Públicos no continúe rechazando -y de manera
automática, como hasta hoy- la venta de dólares por sistema, sin importar que
los interesados demuestren fielmente una capacidad contributiva acorde y tener
sus tributos abonados y al día.
En suma, la iniciativa del
mustio consorcio Capitanich-Kicillof solo consistió en unamaniobra
fraudulenta y abundante en evasivas para ganar tiempo en
el último día de operaciones de la semana. La presentación remitió a una
respuesta espasmódica frente a la sangría de US$100 millones diarios promedio
del Banco Central de la República y lapercepción extendida de que la
Administración no cuenta ya con recursos suficientes para hacer frente a la
corrida financiera que alcanzó su auge esta semana.
El gobierno de la
Presidente Cristina Fernández de Kirchner está perdido, por cuanto la numerología computada sobre el dólar
estadounidense durante el último semestre ha probado de manera irrebatible que
las oscilaciones en la cotización -a contramano de la visión compartida por el
equipo económico- no ha dependido de los mercados, sino que responde
proporcionalmente a los caprichos surgidos de los anuncios oficiales. En
tanto las bajas en el mercado paralelo o "ilegal" solo
exhiben un carácter temporal, rápidamente el público y los players de
mayor peso se hacen a esta realidad, y regresan a comprar con mayor fuerza,
volviendo a disparar el precio de la divisa. A la postre, Axel Kicillof
debería terminar de asimilar que el dólar cotizará al precio que los
interesados estén dispuestos a pagar, y no al que él juzgue discrecionalmente.
Fundamentalmente, el nudo gordiano del Blue no
devuelve soluciones concretas, atendiéndose al hecho de que quienes
toman parte en el juego de la oferta y la demanda (BCRA y público) operan no ya
sobre la base de la racionalidad, sino de la demostración de fuerza:
Kicillof, Capitanich, Fábrega y Echegaray corren detrás de la pelota y
-como ya se ha visto- emergen siempre perdidosos de la contienda. En el
proceso, el Central y los bancos privados y estatales se descapitalizan,
agigantando el diámetro del círculo vicioso de oportunidad.
El problema resulta ser más grave todavía: el
todavía Gobernador del Chaco y el ex cavallista Kicillof disponen ahora solo de
48 horas (el fin de semana) para ponerpuntos sobre las íes. Si esa
faena resultase incompleta o retornase un mayor grado de incertidumbre, los
ciudadanos de a pie continuarán refugiándose en el dólar. Y, para ello,
comenzarán a licuar sus depósitos en cuentas a la vista para correr hacia
las cuevas. A la sazón, transformando la corrida financiera en una
corrida bancaria y endosándole al Jefe de Gabinete y su lenguaraz partenaire el
fracaso del que ya se han hecho amos y señores.