Las provincias argentinas se dividen entre una tensa calma y secuencias de saqueos y vandalismo. El detonante se encuentra en las demandas de mejoras salariales –con sueldos insuficientes- de la cuerpos policiales que, en un efecto contagio, se acuartelan y dejan a buena parte de la población a merced del vandalismo.

El Gobierno parece reaccionar ante el riesgo de que el país se convierta en un polvorín. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, anunció que están adoptando las medidas necesarias para frenar y evitar nuevos focos de conflicto después de que se registraran incidentes en ocho de las veintitrés provincias.

El escenario más violento se registró el pasado miércoles en Córdoba, donde el Gobierno que preside Cristina Fernández de Kirchner, pese a las llamadas de auxilio del gobernador, José Manuel de la Sota, se negó inicialmente a enviar refuerzos en los momentos de mayor anarquía. Fue el propio Capitanich el que, entonces, deslindó responsabilidades y negó el envió de Gendarmería. La medida, horas más tarde, fue revisada aunque los agentes nunca llegaron, al alcanzar un acuerdo la provincia con los insubordinados.

A lo largo de la semana, tras el día y medio de furia en Córdoba, en San Juan, Río Negro, Neuquén, Entre Ríos, Santa Fe, Buenos Aires, Chaco y Tucumán se produjeron escenas de pillaje. En algunos enclaves la Policía logró negociar sueldos,-caso de Córdoba- donde sus haberes no superaban los trescientos euros. Además de ser una remuneración escasa, ésta se disuelve por una inflación que llega a superar el 25 por ciento.

Un muerto en Córdoba

En Entre Ríos, como en Córdoba, murió una persona fruto de los enfrentamientos. Agentes de policía y sus familiares protagonizaron marchas de protesta mientras efectivos en actividad permanecen acuartelados en la ciudad de Concordia. En la de Santa Fe, tercera en importancia por detrás de Buenos Aires y Córdoba, las movilizaciones se extendieron a diecinueve unidades regionales, equivalente a más de 18.000 efectivos. En esta provincia existe, además, la amenaza de “huelga” de los miembros del servicio penitenciario.

Las fuerzas especiales de Gendarmería y Prefectura se desplegaron en Rosario y Santa Fe y en otros puntos de la provincia. La situación en La Plata, capital de Buenos Aires, desembocó en altercados callejeros y en el balneario de Mar del Plata los disturbios y saqueos obligaron al intendente (alcalde) Gustavo Pulti, a recomendar mantener cerrados los comercios en el día de hoy.

Jorge Capitanich denunció esta mañana “procesos de desestabilización” con una clara “intencionalidad política”. El jefe de Gabinete insistió en se trata de “acciones deliberadas de grupos que pretenden generar caos y zozobra” aprovechando las protestas de las policías provinciales. “No es casualidad que esta caricatura de efecto autoritario pretenda socavar las bases de legitimidad democrática, cumpliendo la República Argentina 30 años de democracia ininterrumpida”, declaró.