La crisis política y el desgaste que sufre la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que se ha desplomado en las encuestas, ha impulsado un movimiento llamado «Vuelve Lula», su predecesor en el cargo. Algunos dirigentes del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) consideran que el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva tiene más posibilidades de vencer en las elecciones presidenciales del próximo año, según las encuestas.

La gestión centralizadora de Rousseff y su rechazo a trabajar con algunos sectores del PT le han granjeado opositores en su propio partido, que han lanzado ese rumor, ya desmentido por Lula en diversas ocasiones. «Yo tengo una candidata a presidente de la República. La compañera Dilma Rousseff es una extraordinaria presidenta, una extraordinaria candidata y no veo a nadie con sus cualidades para asumir la presidencia», declaró Lula después conocerse la encuesta, en una conferencia a estudiantes en São Bernardo do Campo.

«Ya llegó la hora de que Lula vuelva», afirmó el diputado petista Devanir Ribeiro, amigo de Lula desde hace 30 años y uno de los pocos que habla del asunto abiertamente. Para él, en el Gobierno Rousseff falta gestión y coordinación política. En junio, durante las protestas, sindicatos y movimientos sociales se quejaron en una reunión con Lula de que Rousseff no los oía. Después de la mediación de Lula, Rousseff los recibió a todos en el Palacio de Planalto. El último sondeo, realizado la semana pasado, ha engrosado ese coro a favor de Lula. La firma Ibope muestra a Rousseff en cabeza, con un 30% de la intención de voto, frente al 22% de Marina Silva (sin partido); un 13% el socialdemócrata Aecio Neves y un 5% del socialista Eduardo Campos. Pero cuando Lula entra en la disputa, el PT obtendría un 41%, frente al 18%, 12% y 3% de sus adversarios. La tasa de Lula es un 37% mayor que la de Rousseff.

«La pérdida de electores coincide con la caída abrupta de popularidad de la presidenta, después de las manifestaciones celebradas a partir de junio», señaló José Roberto de Toledo, presidente de Ibope. La popularidad de Rousseff también se ha desgastado con la vuelta de la inflación y con el bajo crecimiento, de menos de 1% el año pasado y puede repetirse esa cifra en 2013.

«Una burrada»

En conversaciones con sus correligionarios, Lula habría manifestado que lanzar su candidatura sería una «burrada». «Quienes predican el "Vuelve Lula" o son burros o son ingenuos», señalaron algunos miembros del PT de forma anónima al diario «O Estado de São Paulo». Lula se arrepintió, según las mismas fuentes, de haber lanzado la reelección de Rousseff el pasado febrero, un año y ocho meses antes de las elecciones, cuando la popularidad de la presidenta estaba por las nubes, con un 80%.

Las manifestaciones de junio, que cuestionaban la política tradicional y la corrupción, prácticamente desgastaron a todos los candidatos, incluso a Lula. La única aspirante que ha crecido ha sido Marina Silva, la excandidata del Partido Verde, que sorprendió en los últimos comicios al conseguir casi 20 millones de votos. Ahora, sin partido, Silva creció 10 puntos: de un 12% en marzo ha pasado a un 22%. Marina Silva es la única persona que no es vista por los electores como una política tradicional.