Las voces  han sido numerosas. El inglés Cameron: "Tenemos que trabajar con otros para derrotar a los terroristas y clausurar el espacio descontrolado en el que florecen". La señora Merkel ha dicho algo parecido (Obama también) y algo idéntico manifestarían Rajoy, Monti y cualquier dirigente al que le pongan un micrófono delante. La anarquía en Malí, el avance de los islamistas es un peligro, cercano, para todos nosotros.

Sin embargo,  una cosa es predicar y otra dar trigo. Los aliados de Francia se escabullen o son cicateros. Mientras París ha enviado 2,000 soldados que se pueden transformar en 4,000 a la espera de la fuerza interafricana aprobada por la ONU y sus aviones se emplean a fondo para castigar los campamentos en los que se mueven los fundamentalistas, Londres mandó  dos aviones de transporte  y Berlín algo parecido. Es decir, calderilla. El peso económico y humano(ya murió un piloto galo)  recae casi exclusivamente en Francia.

Estados Unidos tampoco ha tirado la casa por la ventana. Escamado probablemente por la roñosería con que los aliados europeos le han ayudado en otros conflictos, Washington intentó inicialmente que Francia costease los 20 millones de dólares que importaba la utilización de varios aviones C-17  de transporte. Regaló finalmente el servicio y está proporcionando información preciosa gracias a sus aviones abejorro, un campo en el que según el francés Francois Heisbourg, "los europeos son patéticos", pero la Casa Blanca remolonea a la hora de facilitar otra ayuda costosa: tres aviones tanque de los que se puedan nutrir en vuelo los cazas franceses.

La historia se repite, por enésima vez, los europeos, a pesar de su desarrollo económico, de sus enfáticos cantos de cooperación europea, etc., deben recurrir al Gran Hermano yanqui para que haga cosas que ellos no pueden hacer porque, y aquí duele, no se han querido dotar con los medios adecuados.

Hasta ahora, la reducción de los presupuestos de defensa europeos, en España los recortes en defensa vienen siendo dramáticos, es suplida con frecuencia por la ayuda estadounidense. ¿ Cuando acabará esto?

Recordemos, por último, que en estas fechas del 50 aniversario del Tratado del Eliseo que selló la reconciliación germano francesa, la cooperación en defensa entre los dos vecinos deja bastante que desear. Ha llovido bastante desde que unidos se oponían denodadamente a la intervención de Bush en Irak.

Aparte de la distonía en el tema de Malí en el que la señora Merkel ha adoptado una actitud decididamente pasota ("no nos podemos permitir un nuevo compromiso militar"), recordemos la intervención aliada en Libia. Alemania no colaboró en el derrocamiento de Guedaffi y Berlín fue hasta abstenerse en la votación de la ONU que aprobaba la operación. El presidente del partido social demócrata S. Gabriel llegó a declarar que la intervención estaba mal preparada y era caótica.  El 'verde' y pacifista Joshka Fischer, por el contrario, manifestó que la abstención era un error escandaloso y expresa en estos días una gran verdad: no se puede pregonar que tienes una amenaza a tus puertas y luego cruzarte de brazos.

No deja de suscitar curiosidad cual será la postura de la arruinada España.