Según fuentes no oficiales, esta acción habría causado la muerte de al menos 34 rehenes y 15 islamistas, mientras unos 600 rehenes argelinos y algunos extranjeros habrían sido liberados. Al cierre de esta edición, sin embargo, se desconocía la nacionalidad y cifra exacta de víctimas y de liberados.

La reunión de los ministros de Exteriores de la UE se celebró al mismo tiempo que llegaban las noticias de que helicópteros argelinos habían emprendido una misión de castigo contra los terroristas que habían ocupado la planta de Ain Amenas, en pleno desierto y a unos 1.500 kilómetros al sur de Argel, para exigir el fin de la acción francesa en Mali. Quizás por esa razón ningún país europeo opuso ninguna objeción a la intervención de Francia, cuyo Gobierno había pedido la ayuda de sus socios. Así, en un primer acuerdo de urgencia, la UE enviará a Mali 450 militares para ayudar a los franceses, especialmente en la labor de formar a cuatro batallones del ejército maliense, que se ha visto ampliamente superado por el avance de las columnas enemigas, hasta el punto de que han ocupado el norte del país y amenazaban con tomar la capital, Bamako. La iniciativa militar francesa ha logrado frenar este avance con el bombardeo de las posiciones enemigas e incluso con el despliegue terrestre de sus tropas.

La acción de los islamistas en Argelia ha recrudecido e internacionalizado el problema de Mali, hasta el punto que también varios países africanos preparan un contingente armado para acudir en ayuda del Gobierno maliense. La caída de ese país del Sahel en manos de grupos islamistas próximos a Al Qaeda desequilibraría profundamente el statu quo de la región. La amenaza de convertir ese país en un nuevo Afganistán de los talibanes, como es intención de esos grupos bien armados y preparados, es ya una preocupación global, no sólo por las consecuencias que tendría en el abastecimiento energético (Argelia es el primer suministrador de gas para España), sino por la influencia que podría ejercer en los países de la región. Hasta ahora, estos grupos terroristas, muchos de los cuales lucharon en Libia al lado de Gadafi y otros han participado en la guerra de Afganistán, se habían limitado a la toma de rehenes europeos, acciones a través de las cuales se autofinanciaban. Pero la ofensiva sobre Mali ha supuesto un paso adelante de gran repercusión. La inmediata y contundente reacción argelina contra los asaltantes de la planta de gas, con evidente riesgo para los rehenes, demuestra hasta qué punto esa presencia de islamistas se ha convertido en una seria amenaza. Y de ahí la unanimidad europea ante la iniciativa francesa.

Francia tiene desplazado en Mali un contingente de 1.700 soldados que, con el apoyo de aviones y carros de combate, están tratando de recuperar enclaves en manos enemigas del centro del país. Pero su objetivo paralelo es el reforzamiento del ejército maliense para que, en un breve lapso de tiempo, pueda hacer frente a los yihadistas. Aunque el principal apoyo debe recaer en Argelia, que es el país que dispone de tropas mejor entrenadas para luchar en el desierto. Una ayuda que es capital para el éxito de la misión.