Las tomas de las tres armas que incautaron al misterioso asesino norcoreano, cuando fue detenido en el andén de una parada de metro de Seúl en septiembre de 2011, se han mostrado en la CNN este lunes.

Las armas, que no estarían fuera de lugar en una película de James Bond, incluyen lo que a primera vista parece ser una linterna negra con una correa para la muñeca y la palabra «policía» a un lado. Tras una inspección más cercana, sin embargo, un extremo dispone de tres agujeros y cada uno contiene una bala, con un mecanismo de activación en el cuerpo de la linterna.

Dos de las balas siguen en el arma y las autoridades militares dijeron que nunca han visto nada parecido. Las pruebas han demostrado que la linterna/pistola era exacta y el proyectil fue capaz de penetrar profundamente en un colchón desde una distancia de 16 metros, lo que significa que hubiera sido letal a corta distancia.

Las otras dos armas que se le requisaron al asesino, identificado sólo por su apellido, An, fue un bolígrafo de aspecto corriente que contenía una aguja con punta de veneno, mientras que otra pluma era capaz de disparar un proyectil pequeño recubierto de una sustancia química venenosa. Tan solo 10 milígramos de ese veneno es supuestamente suficiente para causar problemas respiratorios y potencialmente insuficiencia cardíaca.

El asesino había quedado con Park Sang-Hak en Seúl y los fiscales creen que había recibido la orden de matar al activista pro derechos humanos.

Park, quien desertó de Corea del Norte y ahora dirige una organización que regularmente lanza globos a través de la frontera con mensajes que son críticos al régimen, dijo a las autoridades que él sentía que algo andaba mal cuando solicitaron con él una reunión.

En los meses previos al aparente atentado contra su vida, el grupo de Park había lanzado globos que hicieron un llamamiento a los pueblos del Norte a seguir el ejemplo de los países árabes del norte de África y Oriente Medio y se levantaran contra sus dictaduras en una versión coreana de la primavera árabe.

Tras examinar las armas Park dijo a CNN: «Normalmente te das cuenta de un arma, pero estas armas son tan imperceptibles que fácilmente podría matar a alguien sin ser sospechoso».

«Yo estaría muerto de inmediato», dijo, y agregó que los esfuerzos de Corea del Norte para silenciarlo no tendrán ningún efecto sobre sus actividades. La policía surcoreana ahora proporciona a Park las 24 horas de protección.

An ha sido identificado como un ex soldado de las fuerzas especiales de Corea del Norte que se había concedido asilo en el sur a finales de 1990 después de afirmar que había huido del Norte.

Pero los últimos informes de prensa han sugerido que se vio obligado a trabajar para Pionyang de nuevo después de que el régimen lo amenazase con matar a miembros de su familia, todavía en el Norte.

Condenado en abril, An permanecerá al menos cuatro años en prisión.