Si buena parte del planeta parece contener la respiración ante las elecciones del próximo martes en Estados Unidos, en Argentina la cuestión se lleva con mucha calma y distancia. Mientras el huracán Sandy ha ocupado varios días la portada de los principales medios españoles, en los argentinos el desastre ha sido relegado a cuarta, quinta o séptima noticia. Y esa pauta ha venido repitiéndose en los últimos meses a lo largo de la campaña estadounidense. Un mero cruce de acusaciones entre algún miembro del Gobierno y el grupo Clarín ha tenido más resonancia en los medios y en las redes sociales que los caucus, los debates entre candidatos o las pifias de Mitt Romney durante su carrera hacia la Casa Blanca.

“No hemos estado muy encima de las elecciones durante las votaciones Estado por Estado, eso es cierto”, señala Marcelo Cantelmi, redactor jefe de la sección Internacional en Clarín. “En este país, con la deriva que está viviendo, hace que el mundo quede muy lejos de nosotros. Pero sí que le estamos prestando atención, porque de una forma u otra nos va a afectar lo que salga ahí. Aunque la política exterior de Estados Unidos no suele cambiar gran cosa, no será lo mismo para la presidenta que en lugar de Obama esté Romney en la Casa Blanca”.

Un sondeo de mil entrevistas telefónicas realizado el pasado martes por la empresa Ibarómetro en el área metropolitana de Buenos Aires reveló que el 48,3% de los consultados se pronuncia a favor de la reelección de Barack Obama, frente al 8,6% que optaba por la victoria del republicano Mitt Romey. El 32,8% se declaró indiferente. Seis de cada diez encuestados tienen muy buena o buena imagen de Obama. Y nada menos que un 25% declaró no saber nada sobre él.

“La preferencia por Obama no debiera sorprender, porque esto se repite en el mundo. Lo que agrega Argentina es que esa preferencia es abrumadora”, señala el director de Ibarómetro, Ignacio Ramírez. “En Argentina hay consensos ideológicos muy fuertes: aquí todo el mundo está de acuerdo en que la salud y la educación tiene que ser pública y gratuita. Mauricio Macri, alcalde de Buenos Aires, que podría representar en el país al centro-derecha, no podría hacer visible las opiniones de Romney. Tal vez en los noventa, en Argentina, esos valores estuvieron eclipsados por el entonces presidente Carlos Menem. Pero hoy el Estado y lo público se ha revalorizado. Y, sin lugar a dudas, Obama sintoniza mejor con lo que está pasando en América Latina. La gente no ha estado atenta a lo que ha estado diciendo Romney, pero los valores que él representa suenan extemporáneos en Argentina. Sin embargo, a Obama se le asocia con un estilo más rupturista, más vinculado a la juventud. Y la juventud ha adquirido un gran protagonismo dentro de la política en Argentina en los últimos años”.

Uno de los principales contribuyentes a la campaña del Partido Republicano es el inversor Paul Singer, director del fondo Elliott Capital Management, empresa matriz NML Capital, la compañía que ha conseguido confiscar la fragata argentina Libertad en Ghana. Hoy en día, Paul Singer es la cara más visible en Argentina de lo que el Gobierno denomina “fondos buitres”, los fondos de inversiones que compraron deuda pública durante la crisis de 2001 y persiguen al Gobierno argentino con un ejército de abogados y la esperanza de cobrar algún día las cifras multimillonarias que reclaman.

Si Mitt Rommey fuese elegido presidente el próximo martes, la distancia que separa hoy en día a la Casa Blanca de la Casa Rosada sería mucho más grande de lo es hoy.