El capellán del ejército, Fabio Colindres, aseguró que la súbita reducción en los homicidios en El Salvador se debe a su mediación entre las dos principales pandillas del país. En la negociación también habría participado el exdiputado del FMLN Raúl Mijango. Ambos aseguraron que el gobierno siempre estuvo al tanto del proceso.
El
obispo Fabio Colindres anunció la tarde de este martes, 20 de marzo, que la
Iglesia Católica fue mediadora en un pacto sellado los últimos días entre la
Mara Salvatrucha-13 y el Barrio 18, las dos mayores pandillas de El Salvador.
Según Colindres, que funge como capellán castrense y policial, gracias a su
intercesión, los líderes de ambas pandillas, que desde hace décadas libran una
sangrienta guerra, acordaron no realizar de aquí en adelante “agresiones
mortales” entre ellas.
Desde
hace al menos una década, las autoridades de El Salvador aseguran que la MS-13
y la Barrio 18 son responsables de entre el 60% y el 90% de los homicidios en
el país. Sin embargo, Colindres dijo que ante sus ojos accedieron a dejar de
matar a cambio de nada. Acompañado por el nuncio apostólico, representante
oficial del Vaticano en El Salvador, el capellán repitió varias veces que este
pacto se debe a la intervención divina: “El terreno estaba maduro. Quedamos
sorprendidos de que ellos eran los primeros en darse cuenta de la necesidad de
un entendimiento. Se dieron cuenta de que son parte del problema, pero también
parte de la solución”, dijo Colindres.
El
sacerdote aclaró sin embargo que este pacto no es la única razón que explica el
drástico descenso en el número de homicidios -de un promedio de 14 diarios a
una media de 5- que se ha registrado en el país durante los últimos 10 días.
También lo atribuye al “excelente” trabajo del ministro de Seguridad y
Justicia, el general David Munguía Payés. Colindres pidió que esta súbita
reducción de criminalidad no sea “motivo de sospechas infundadas para nadie”.
El
pasado miércoles 14 de marzo El Faro reveló la existencia de una negociación
entre el gobierno de Funes y las dos principales pandillas del país para lograr
una reducción de las cifras de homicidios a cambio de contraprestaciones que
incluyen mejoras en las condiciones penitenciarias de los líderes de la MS-13 y
el Barrio 18. El artículo se sustentaba en fuentes de inteligencia del Estado y
miembros del gabinete de Gobierno que vinculaban directamente el traslado de
presos desde Zacatecoluca con esa negociación.
El
viernes siguiente, el ministro de Seguridad negó las negociaciones y atribuyó
la reducción de los homicidios a una mayor “operatividad policial” desde su
llegada al cargo el pasado diciembre. Desde entonces hasta ahora, Munguía nunca
mencionó que la Iglesia estuviera interviniendo en la búsqueda de un arreglo,
en tanto que en la conferencia de prensa de este martes, Colindres se hizo
acompañar de un excomandante guerrillero y ex diputado del FMLN a quien
presentó como el mediador, y quien aseguró que en todo momento las autoridades
de Seguridad estuvieron informadas sobre el proceso.
El
anuncio de Colindres se produjo cuatro días después de que Munguía Payés
atribuyera en parte a la mediación del capellán el reciente traslado de 30
líderes de la MS y la 18 de la cárcel de máxima seguridad de Zacatecoluca a
otras de menor rigor. El ministro dijo que Colindres había intercedido por
algunos reos en concreto. Esa misma tarde, entrevistado por La Prensa Gráfica,
el sacerdote dijo que él no había pedido tal traslado, sino solicitado mejores
cuidados para presos enfermos, sin nombres específicos. Esta vez amplió que
había solicitado al gobierno dos cosas: “El gesto humanitario de crear un
mecanismo que permita verificar la salud de los prisioneros, y clemencia por
ellos”.
Fabio
Colindres insistió en desvincular ese traslado del acuerdo de paz. Dijo que los
movimientos de presos desde Zacatecoluca se debían a la iniciativa personal del
ministro Munguía Payés, y se asombró diciendo: “Cualquiera hubiera dicho que
los militares no son capaces de un gesto humanitario”.
En la
negociación, según el capellán, también participó el ex comandante guerrillero
y ex diputado Raúl Mijango, que en la misma conferencia de prensa realizada en
la sede de la Nunciatura Apostólica en San Salvador, dijo haber actuado como
“escritor y miembro de la sociedad civil”.
Mijango
explicó su participación en el proceso de la siguiente manera: “Ellos (los
pandilleros) pidieron que yo fuera parte de los facilitadores porque la mayoría
ha leído mis libros (…) de alguna manera, cuando ellos inician el proceso de
reflexión (…) apareció mi nombre, me buscaron los familiares de ellos y
coincidió con que las familias estaban buscando a monseñor y eso de alguna
manera fue permitiendo que naturalmetne nos juntáramos e hiciéramos este
esfuerzo”. Aseguró también que Mario Belloso, un ex militante del FMLN preso en
Zacatecoluca por el asesinato de dos policías en una manifestación en 2006,
recomendó a los pandilleros la mediación del exguerrillero.
Colindres
y Mijango describen un supuesto proceso de negociación en el que, dicen,
participaron “cientos de pandilleros” en distintos penales del país, pero pese
a las reiteradas preguntas de los periodistas ninguno supo explicar las fechas
o plazos en los que este se desarrolló ni los actores que presuntamente
suscribieron ese acuerdo. Cuando se insistió en que detallaran los nombres de
los líderes pandilleros que sellaron el pacto, Colindres dijo: “Nunca hemos
tenido el morbo de hacer listas de nombres. La Iglesia ayuda sin rostro. Que tu
mano derecha no sepa lo que hace la mano izquierda”. Ambos dijeron que no
podían garantizar nada sobre la duración del acuerdo interpandillas.
Mijango,
que inició su intervención diciendo “he sido testigo de la construcción de un
milagro”, aseguró que el gobierno del presidente Mauricio Funes estuvo
informado todo el tiempo del proceso que derivó en el supuesto acuerdo entre la
Mara Salvatrucha y el Barrio 18. Relató al menos una reunión en la que habrían
participado 50 miembros de ambas pandillas en un mismo lugar dentro del penal
de máxima seguridad en Zacatecoluca.
Los dos
periodistas que firman esta nota sostuvieron durante 2011 varias entrevistas
con líderes del Barrio 18 en el penal de Zacatecoluca. Las autoridades
explicaron en aquella ocasión que los protocolos de seguridad del penal hacían
imposible reunir a dos o más internos para una entrevista simultánea. Todas las
entrevistas con presos de Zacatecoluca se realizaron con el interno esposado y
en presencia de al menos cinco personas, entre custodios del sistema
penitenciario y efectivos del ejército. Si las mismas medidas de seguridad se
hubieran aplicado en las reuniones que describe Mijango esto hubiera implicado
amplísimos despliegues de seguridad.
Mijango
fue comandante guerrillero del ERP durante la guerra civil salvadoreña. Formó
parte de la cuadrilla que dinamitó el puente Cuscatlán el 1 de enero de 1984.
Fue diputado del FMLN entre 1997 y 2000 y en 2002 fue expulsado del partido por
volcarse al movimiento renovador que encabezaba Facundo Guardado.
En 2009
fue capturado acusado de pertenecer a una banda que robaba tambos de gas
propano, imputación de la que fue absuelto por falta de pruebas. También fue
acusado de tenencia ilegal de armas de uso privativo de la Fuerza Armada, pero
fue exonerado de responsabilidades porque probó que tenía autorización para
poseer un fusil AK-47.
Munguía
Payés, en sus declaraciones del viernes pasado, adujo tres razones para haber
dispuesto que los 30 pandilleros dejaran máxima seguridad: razones
humanitarias, el cumplimiento de un 10% de su pena en máxima seguridad, e
indicios de que las pandillas podrían intentar un ataque al penal de
Zacatecoluca para procurar una fuga masiva.