Varios detalles dan muestra de que la ansiedad en Estados Unidos sobre cómo se lleva a cabo la lucha en contra del crimen organizado es alta.
El rumbo
de la lucha del gobierno mexicano en contra del narco tiene preocupados a los
estadunidenses. Esta semana escuchamos al jefe del Comando Norte, el general
Charles H. Jacoby, decir ante la Comisión de Servicios Armados del Senado de EEUU
que, a pesar de la captura de 22 de los 37 capos más buscados, la cantidad de
muertes en México a causa de la lucha en contra del crimen es preocupante y por
ello no se puede hablar de que el gobierno vaya ganando la batalla.
La
preocupación no es cosa de esta semana. Tan sólo de octubre de 2011 a febrero
de este año han venido a México desde el vicepresidente Joseph Biden; la
secretaria de Estado, Hillary Clinton; la secretaria de Seguridad Nacional,
Janet Napolitano, y el director general de la CIA, David Petraeus.
Todas
estas visitas han estado enmarcadas en el tema del combate al narco.
Además,
hemos visto la llegada a la embajada de EEUU en nuestro país de expertos en la
lucha terrorista. Primero fue el embajador, Anthony Wayne, y en días recientes
llegó el contraalmirante Colin Kilrain, marino de las fuerzas especiales SEAL.
Su encomienda es ser el enlace con las Fuerzas Armadas mexicanas.
Este
puesto es uno que han utilizado los estadunidenses en pocas ocasiones y en dos
países únicamente: Rusia y China. Ahora también en México.
Esta
preocupación de EEUU parece encaminada a lograr un acuerdo militar
México-Estados Unidos mucho más estrecho.
Un
acuerdo que permita respetar la soberanía mexicana pero que también dé un
margen de maniobra mucho más importante a la inteligencia y a las fuerzas
estadunidenses en México para evitar lo que ya se ha vuelto hasta broma en los
pasillos del Pentágono: los “ya meritos” para capturar a El Chapo Guzmán.
Sobre el
tema, la cadena de noticias ABC ha hecho un reportaje en donde habla de la
cantidad de veces que la inteligencia estadounidense le ha pasado la
localización exacta del Chapo a las fuerzas de seguridad mexicanas, todo para
que, en el último minuto, éste logre escapar.
Así fue
el pasado 21 de febrero en Los Cabos, en donde los estadunidenses dieron la
información de la casa en la que se ubicaba Guzmán y éste se escapó por la
puerta trasera.
La broma
en los pasillos gringos es que quizás no existe la traducción para la palabra
surround al español.
¿Cómo se
le ocurre a las fuerzas de seguridad hacer un operativo en el que no rodean el
sitio y dejan la puerta trasera descubierta?
Y, más
aún, ¿cómo se le ocurre a la Procuraduría General de la República salir a
presumir que por un pelito y capturan al Chapo?
Estos y
otros detalles dan muestra de que la preocupación en Estados Unidos sobre cómo
se lleva a cabo la lucha en contra del crimen organizado es alta. Y, por la
información de la que presume la PGR en voz del titular de la SIEDO, Cuitláhuac
Salinas, los estadunidenses tienen razón de estar preocupados.
Twitter:@AnaPOrdorica