Los rumores de un intento de golpe de Estado contra el gobierno de la Presidenta Gloria Macapagal Arroyo comenzaron la semana pasada. Pero se arrastran desde el mismo día en que ganó la presidencia en 2004.

La conmemoración esta semana de los 20 años de la caída del régimen de Ferdinand Marcos -el 25 de febrero de1986- fue el escenario escogido por la oposición y detractores del gobierno para mostrar su descontento.

En medio de la alerta por las manifestaciones y luego que hace unos días una explosión en el jardín del palacio presidencial aumentara la tensión, el ejército informó que había desbaratado la madrugada del viernes un intento de golpe de Estado.

El general del ejército Danilo Lim, que encabezaba la acción golpista, fue arrestado y dos oficiales de la policía de alto rango fueron destituidos. Se cree, eso sí, que entre ocho y 10 políticos y oficiales del ejército están detrás del complot. Fue así como hoy la policía detuvo en su domicilio a Crispín Beltrán, el principal dirigente de la opositora coalición de izquierda Bayan Muna.

Fuentes de seguridad dijeron que entre los presuntos conspiradores se hallan también el depuesto ex Presidente Joseph Estrada, el ex coronel y senador Gregorio Honasan, el ex secretario de presupuesto Salvador Enríquez, una ex monja y cinco oficiales.

Las razones del descontento ciudadano son claras. Arroyo es acusada de organizar un fraude para ganar los comicios de 2004. La crisis surgió cuando la oposición divulgó cintas grabadas en las que supuestamente se escuchaba a la Presidenta dar instrucciones a un alto funcionario electoral para organizar el fraude. Desde entonces, no han cesado las movilizaciones para sacarla del poder. En septiembre de 2005, no obstante, salió airosa de un proceso de destitución. Pero las acusaciones de corrupción son más amplias. Según explica el profesor de ciencias políticas de la Universidad de Arizona, Robert Youngblood fueron "los sobornos generalizados, la corrupción de oficiales del gobierno y la manipulación militar de ascensos militares lo que ha enfurecido a numerosos oficiales militares jóvenes. Además de que muchos piensan que Arroyo manipuló los comicios, también hay cargos de corrupción en contra de su marido, su hijo y su cuñado, lo que hace dudar de la honestidad de su gobierno". Pese a las acusaciones y protestas en su contra, Macapagal no se deja intimidar y tras el intento golpista puso mano dura y declaró estado de emergencia, con lo que dota a los cuerpos de seguridad de poderes especiales para practicar arrestos sin necesidad de una orden judicial previa. Con ello prohibió todas las marchas y actos de conmemoración del vigésimo aniversario de la caída de Marcos.

Pese a las restricciones, miles de filipinos -entre ellos la ex Presidenta Corazón Aquino- participaron ayer en una masiva concentración en Makati, el barrio financiero de Manila.

En tanto, cerca de 5 mil manifestantes se enfrentaron con la policía en otro sector de la capital, antes de dispersarse ante un santuario, símbolo del levantamiento popular de 1986. La situación está lejos de la calma y si bien Arroyo ya ha sorteado otra tentativa golpista y varios procesos de destitución, la situación parece seguir tan inestable como la historia política de Filipinas en los últimos 20 años.