La tensa calma de los últimos meses entre israelíes y palestinos saltó ayer por los aires a causa de una serie de atentados al sur de Israel que han sacudido los ya de por sí frágiles cimientos de convivencia en la región. La violencia estalló cuando un grupo de hombres armados -procedentes de Gaza, según las autoridades de Tel Aviv- mató a siete ciudadanos hebreos y dejó al menos 30 heridos al abrir fuego contra un vehículo en el que viajaban decenas de soldados. El ataque, que acabó finalmente con la vida de «siete terroristas» a manos del Ejército, fue contestado horas más tarde con un bombardeo aéreo sobre la Franja.
Los enfrentamientos se produjeron a 20 kilómetros de la ciudad de Eilat, fronteriza con Egipto y Jordania, cuando los asaltantes bajaron de sus coches para disparar sus armas automáticas contra un autobús público que transportaba a soldados que regresaban a sus casas tras cumplir el servicio militar. Poco antes de ser abatidos los responsables de la matanza por las fuerzas de seguridad israelíes estalló un explosivo junto a un vehículo militar desplazado en la zona y fue lanzado un cohete antitanque sobre un coche en el que se encontraban varios civiles, sin producir nuevas víctimas mortales.
«La fuente de los actos terroristas es Gaza y nosotros actuaremos con plena fuerza y determinación contra ellos», se apresuró en sentenciar en un comunicado el titular de Defensa de Tel Aviv, Ehud Barak. Una de las primeras hipótesis que baraja el Gobierno hebreo es que los terroristas se infiltraron en su territorio a través de la Península del Sinaí, lo que llevó ayer a Barak a denunciar que los atentados «demuestran el cada vez más débil control egipcio y las crecientes actividades allí» tras el derrocamiento el pasado 11 de enero de Hosni Mubarak.
La acusación de Tel Aviv de que la Franja constituye el cerebro de los asaltos, sin embargo, fue desmentida por el movimiento islamista Hamás -que gobierna actualmente Gaza- aunque no ocultó su satisfacción por lo ocurrido. «No reclamamos la autoría. Hamás no está detrás de este ataque. Pero lo alabamos, puesto que el blanco han sido los soldados israelíes», expresó su dirigente, Ahmad Yusef, al manifestar que el atentado «ha ocurrido en el momento correcto, porque los militares están atacando día y noche, todos los días».
Miedo en la Franja
El miedo ante las represalias de Israel se palpaba ayer entre los líderes de Hamás, que dieron la orden de evacuar todas las dependencias oficiales y comandancias de las fuerzas de seguridad por el creciente temor de que la aviación de Tel Aviv bombardeara sus instalaciones en cualquier momento. Los presagios en relación a una inminente respuesta se materializaron poco después, cuando el Ejército lanzó un bombardeo aéreo sobre la región de Refah, al sur de la Franja, en el que perdieron la vida cinco supuestos milicianos y un menor.
Fuentes de los servicios de emergencia en Gaza precisaron que aeronaves de las Fuerzas Armadas hebreas atacaron la vivienda de un miliciano identificado como Abu Jamil Shaat y que en el lugar se encontraban varios militantes de los Comités Populares de Resistencia. Entre los que perdieron la vida en el ataque se encuentra Abu Awat Nairab, uno de los comandantes de ese grupo armado, así como un niño de nueve años.
La incursión de los militares de Tel Aviv se hizo efectiva tras las amenazas vertidas por el primer ministro, Benjamín Netanyahu, quien aseguró que su Gobierno «responderá adecuadamente» a la ola de violencia que tuvo lugar al sur del país. «Los ataques terroristas son un incidente serio. Ciudadanos israelíes han muerto y nuestra soberanía ha sido violada», señaló el mandatario. Mientras tanto, el Ejército ha procedido ya al cierre de dos carreteras y las autoridades han pedido a sus ciudadanos que eviten circular por la zona atacada. Toda una declaración de intenciones de que lo peor pueda estar por llegar.
