El poder del PND estaba cimentado por una ley de partidos represiva que, junto con la intimidación de electores, aseguraba a Sadat y Mubarak siempre el poder en los procesos electorales.
El partido contaba además con una amplia red de patrocinio para controlar los ámbitos económico y empresarial del país. La disolución del PND era una de las principales exigencias del movimiento juvenil de protestas egipcio, ya que temía que la existencia del partido y de su red de dinero ayudara a la paulatina restauración del régimen. La agrupación de Mubarak había nombrado recientemente a un sobrino del ex presidente Sadat,
Talaat Sadat, como líder de la agrupación. Sadat llamó a los líderes de los movimientos de protesta que llevaron a la caída de Mubarak en febrero a integrarse al nuevo partido, que fue rebautizado como "El Nuevo Partido Nacional". Sin embargo, los activistas opositores instaron desde entonces a que el partido fuese disuelto para evitar que participara en las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias. Durante las revueltas, las sedes del partido situadas en diversas provincias fueron incendiadas.
En la Plaza Tahrir, de El Cairo, los manifestantes prendieron fuego a la central, que estuvo en llamas durante tres días. La decisión de disolución de la corte se produce poco después de que Mubarak y sus dos hijos fuesen detenidos por estar acusados de corrupción, abuso del poder e instigación al uso de la fuerza en contra de manifestaciones pacíficas.
El propio Mubarak fue trasladado este sábado a un hospital militar en las inmediaciones de El Cairo, tres días después de ser arrestado y tras haber sufrido un ataque cardíaco menor este jueves, mientras prestaba declaración ante la justicia. Mubarak estuvo al frente del país durante casi 30 años. Gamal, su hijo menor, fue un alto representante del PND y era considerado sucesor de su padre.