Mubarak nombra vicepresidente. El rais sitúa como número dos a un hombre del 'stablishment'.Desde el Directorado de la Inteligencia egipcia ha combatido el extremismo.Es tan respetado que Fatah y Hamas acceden siempre a dialogar con él.
Las
masivas protestas egipcias han arrancado a Hosni Mubarak una
concesión a la que nunca había accedido: nombrar a un
vicepresidente y potencial sucesor en una figura de la que sólo cabe
esperar una continuación de su régimen represor, el jefe de los servicios
secretos, Omar Suleiman.
El rais
sitúa así como número dos a un hombre del 'stablishment' egipcio, cuyo
nombre siempre sonó en la carrera por la sucesión si bien el propio Mubarak
solía frenar sus pretensiones de poder. Probablemente su nombramiento es una
estrategia para disipar las críticas que en la calle le acusan de querer
entregar en herencia la Presidencia de Egipto a su hijo, pero es poco probable
que eso aplaque las protestas.
Suleiman
es bien conocido por los egipcios. Nacido en 1936 en la localidad de Quena,
este general se ha consagrado como maestro de espías desde que accediera a la
jefatura del Directorado General de la Inteligencia egipcia en 1993. Desde ese
puesto ha combatido el islamismo radical que en los 90 tuvo como
objetivo a la industria turística y, hasta el atentado del pasado mes de
diciembre en una iglesia cristiana de El Cairo, se podría haber dicho que lo
había logrado. De hecho, la revista 'Foreing Policy' le calificó como 2009
del más poderoso jefe de Inteligencia justo por detrás del responsable
entonces del Mossad, Meir Dagan.
Su
aspecto corresponde al prototipo del espía árabe: alto, ligeramente
encorvado y con un característico bigote. Formado en la Academia Militar de El
Cairo, donde ingresó con sólo 19 años, su carrera se encauzó en 1986, cuando fue
nombrado vicerresponsable de la Inteligencia militar, un trabajo que le puso en
contacto directo con Mubarak.
Lucha
contra los extremistas
Siete
años después, la Jamaa Islamiya egipcia comenzaba su campaña de atentados. Fue
Suleiman el encargado de afrontar la amenaza, y también quien tuvo la
iniciativa de blindar, días antes, la limusina que Hosni Mubarak iba a usar en
su viaje a Addis Abeba en 1995 para asistir a una cumbre de líderes africanos.
Once hombres armados abrieron fuego contra el vehículo. El blindaje de Suleiman
le salvó la vida a ambos, que viajaban en la misma limusina.
Aquel
incidente cambió la perspectiva del régimen hacia los islamistas radicales. En
apenas tres años, las fuerzas de Seguridad, bajo la dirección del departamento
de Suleiman, acabaron con los principales grupos extremistas. Se dice que para
ello emplearon los métodos más brutales, pero las torturas no son nuevas
en las cárceles egipcias, ni tampoco están reservadas sólo para los islamistas.
Pero no sólo arremetieron contra los grupos violentos: los seguidores de los
Hermanos Musulmanes siguen siendo habitualmente arrestados por las fuerzas de
Seguridad.
Influyente,
poderoso, accesible y creíble
Los
espías casi siempre se mueven en la sombra. Fue un completo desconocido para
los egipcios hasta el año 2000, siete años después de su ascenso a la
todopoderosa Inteligencia. Fue entonces cuando la irrupción de la segunda
Intifada palestina requirió mediación de Egipto, el único país árabe, junto con
Jordania, que mantiene relaciones diplomáticas con Israel.
Hosni
Mubarak envió a Suleiman paramediar entre las facciones palestinas, y éste no
tardó en ganarse un respeto entre los grupos armados. Así se consagró como
enviado para el espinoso dossier, y no sólo como mediador entre las dos partes
en conflicto. Su nombre es tan respetado que Fatah y Hamas -las dos principales
facciones, cuya animadversión les llevó en 2007 a un amago de guerra civil que
terminó con la expulsión de Fatah de Gaza- acceden siempre a dialogar con él
incluso cuando las posiciones están más enconadas.
Según
diplomáticos occidentales citados hace un año por el 'Daily Telegraph',
Suleiman es considerado "influyente, poderoso, accesible y creíble”. El
rotativo aseguraba que la Inteligencia egipcia mantiene una relación
privilegiada con el MI6, la agencia homóloga británica, notablemente en materia
antiterrorista.
El
periodista egipcio Hisham Qassem le ha llegado a calificar del "segundo
hombre más poderoso después de Mubarak", y muchos, probablemente el propio
Suleiman, pensaban que sería su natural sucesor de no ser por el empeño de
la primera dama egipcia de imponer a su hijo menor, Gamal, al frente del
poder. Pero eso era hace una semana, cuando la sociedad egipcia no se había
echado aún a la calle harta de 30 años de dictadura. Ahora, su nombramiento
como vicepresidente va a causar una honda decepción en muchos: los egipcios
piden cambios reales, y no el ascenso de un miembro de la vieja guardia que
cambie el rostro al mismo régimen opresor.