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07/01/2006 | Nace la nueva revolución conservadora

La Razón (Es) Staff

Cameron y Sarkozy se reunieron ayer en París y apostaron por «renovar los partidos tradicionales»

 

París, Londres- Ambos están llamados a renovar sus países. Ambos quieren barrer con un aire nuevo el apolillado discurso político.

Ambos aúnan modernidad y conservadurismo. El primero se refleja en sus propuestas de cambio. El segundo, en el color de sus formaciones políticas. Ambos son unos avezados domadores de los medios de comunicación. Ambos, Nicolas Sarkozy y David Cameron, aspiran a sustituir a dos pesos pesados como Tony Blair y Jacques Chirac. Ambos se reunieron ayer en París, donde cerraron un pacto para echarle un balde de agua fresca a la Europa del último medio siglo. Cameron reservó a Sarkozy su primer encuentro internacional desde que, hace un mes, se alzase con el liderazgo «tory». Si algo quisieron subrayar los dos impulsivos dirigentes fue su afán renovador y «la necesidad de reformar las prácticas [políticas] para responder a las aspiraciones de todos los que han abandonado los partidos tradicionales».
   

Aunque los dos decidieron no hacer declaraciones, el contenido de su conversación es un reflejo de la avidez de las dos esperanzas del conservadurismo europeo junto a la alemana Angela Merkel. Sarkozy y Cameron pactaron «reconstruir una cultura política fundada en la esperanza y que permita asegurar el éxito de las reformas».
   

Ambos son confesos admiradores del liberalismo anglosajón, especialmente, del modelo estadounidense, una afrenta ideológica en Francia. Por ello subrayaron la «importancia de renovar las relaciones transatlánticas» y estrechar el vínculo entre París y Londres, tras medio siglo de predominio francoalemán sobre el continente. En una referencia significativa apostaron por «combatir juntos el terrorismo».
   

Intercambio de ideas. «Reino Unido y Francia se enfrentan a retos parecidos, como impulsar el crecimiento económico o mantener la unidad de sus sociedades», explicó Cameron. El líder del Partido Conservador, que tildó de «amigo» a Sarkozy, interpretó la cita como un «intercambio de ideas y experiencias» frente a los retos electorales que les esperan. El sueño de ambos es encarnar una nueva generación política que ocupe el lugar de Blair, 13 años mayor que Cameron (39 años), y Chirac, 23 por encima de Sarkozy (50 años)
   

La especialidad de ambos es romper el espacio ideológico habitual de sus partidos. Cameron lo ha hecho hacia la izquierda, limpiando el polvo a la antigualla que suponía el programa de los conservadores británicos, y disputando el centro y la patente renovadora a un experto en la materia, Tony Blair. Nicolas Sarkozy ha rastrillado votos en todas las direcciones. Lo hizo a la izquierda, como cuando institucionalizó el islam galo o propuso la discriminación positiva, y ahora quiere despojar de electores a la ultraderecha, prometiendo una lucha sin cuartel contra la criminalidad y la inmigración ilegal. La situación económica de la UE fue otro de los asuntos evocados y ambos incidieron en que los Veinticinco deben «reforzar la competitividad manteniendo la cohesión social». Aunque su diversa proveniencia origina diferencias, principalmente en lo referente a la UE, puesto que Cameron sigue la tradicional línea eurófoba de su país, los parecidos políticos entre ambas figuras son mayores que sus desencuentros. Ambos han reactivado los engranajes de sus respectivas formaciones. Desde la llegada de Sarkozy, la UMP ha conseguido más de 60.000 adhesiones y ha protagonizado el grueso debate político. Cameron ha conseguido sumar otros 16.000, gracias a su cuadrilla de fieles cachorros.
   

El francés, de origen húngaro, ha blindado la dirección de la formación con sus lugartenientes. Y aunque en las encuestas el ministro del Interior paga la hostilidad de la izquierda, en los sondeos entre militantes él arrasa ante otros candidatos conservadores, como el primer ministro y su enemigo jurado, Dominique de Villepin. Que tampoco cae en gracia en Reino Unido, donde se le tilda sin reparo de «patricio» y se recuerda con frecuencia que nunca ha sido elegido por las urnas. Una afinidad más entre Cameron y Sarkozy.
   
   

Puntos de encuentro
   

- Apuestan por superar las fronteras ideológicas del centroderecha e ilusionar a quienes han abandonado la política por el exceso de escándalos y un amiguismo rampante
   

- Los dos representan un cambio generacional en sus países frente a los líderes clásicos Tony Blair y Jacques Chirac.
   

- Admiran el liberalismo económico y social de raíz anglosajona. Han renovado sus partidos, los «tories» y la UMP, en la forma y en el fondo.

La Razón (España)

 



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