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01/01/2006 | EE.UU.: ¿Retirando su apoyo al libre comercio?

Daniel Ikenson

No es un secreto que la opinión del mundo sobre EE.UU. y sus políticas públicas es negativa. Sin embargo, la administración de Bush—con el apoyo del congreso—está exacerbando esas percepciones con una postura comercial sorprendentemente antagonística. EE.UU. se ha convertido en el rebelde del comercio internacional.

 

Basta considerar la posición de EE.UU. en la extensa disputa con Canadá sobre la madera blanda. Inicialmente EE.UU. impuso aranceles por antidumping y subsidios por sobre la madera canadiense en el 2001. Canadá respondió desafiando las propiedades analíticas y legales de dichas medidas en los sistemas de resolución de conflictos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Las normas que rigen el comercio y la resolución de conflictos de ambos organismos fueron escritos, entre otros, por EE.UU.
Canadá afirma que las autoridades estadounidenses no demostraron que la industria doméstica se vería perjudicada por las importaciones subsidiadas de Canadá y que el análisis sobre los subsidios y el dumping fueron ambos ilegales y en violación de acuerdos internacionales. Un panel del TLCAN y de la OMC estuvo de acuerdo.

Luego de agotar y perder todas las apelaciones legales y procesales a su disposición, en septiembre EE.UU. recibió la última decisión del panel en su contra. Bajo las normas del TLCAN, se espera que EE.UU. revoque los aranceles gradualmente y reembolse los aranceles—cerca de $5 mil millones—que se han cobrado erróneamente durante los últimos cuatro años. Pero, ¿cómo?, respondió el país más rico del mundo y autoproclamado campeón del comercio basado en reglas. Funcionarios de EE.UU. anunciaron que los aranceles a la madera seguirían vigentes a pesar de los fallos, y que no habría ningún reembolso. Hasta ahí llegó el respeto al estado de derecho.

La administración de Bush cita un análisis de daños emitido en noviembre del 2004, como base para continuar la restricción sobre la madera canadiense y el rechazo a reembolsar los aranceles cobrados. Pero dicho análisis no es válido según el TLCAN. Fue emitido luego de que el registro se reabriese y se considerara nueva información—en violación de las instrucciones del panel del TLCAN de llegar a una determinación sobre el registro original y prohibir explícitamente la reapertura del mismo.

Bajo las normas del TLCAN, EE.UU. tiene la obligación de eliminar las restricciones y reembolsar los aranceles. Por lo menos, debería reembolsar los aranceles cobrados hasta noviembre del 2004, antes de lo cual no existía la más mínima justificación para las restricciones. Pero dicho cumplimiento no parece muy probable.

La intransigencia con respecto a la madera es la última muestra de desatención de EE.UU. y de antipatía hacia las reglas del comercio que son tan esenciales para la economía global. EE.UU. no ha cumplido con varias decisiones del órgano de resolución de disputas de la OMC durante los últimos años, incluyendo una acusación en el 2003 sobre la llamada Enmienda Byrd.

Analizando el tema con mayor profundidad se revela una relación escandalosa entre la posición de EE.UU. sobre Byrd y la madera. La Enmienda Byrd, conocida formalmente como la Ley de Compensación por Continuación del Dumping o Mantenimiento de las Subvenciones, se convirtió en ley en el 2000. Dispone la distribución de los aranceles cobrados en la frontera por antidumping y subsidios hacia las industrias domésticas que presentaron o apoyaron las peticiones originales en los casos fundamentales. Previamente, los aranceles cobrados se mezclaban con fondos en el tesoro general.

Varios aliados comerciales rápidamente desafiaron a Byrd ante la OMC, quien la encontró en violación de las obligaciones comerciales de EE.UU. debido a que castiga exportadores extranjeros dos veces—primero, al imponer los aranceles como remedio al dumping o subsidio (lo que es aceptable), y luego, al usar esos fondos para subsidiar directamente a los productores de EE.UU. (lo que no es aceptable). A pesar del fallo, EE.UU. no derogó Byrd y el año pasado la OMC autorizó represalias por parte de los demandantes. Hasta el momento, Europa, Canadá, Japón y México han comenzado o anunciado que comenzarán a imponer aranceles en represalia a varias exportaciones de EE.UU. Pero el Congreso no parece verse afectado por dicha represalia. Aparentemente, por lo que al Congreso le concierne, las reglas del comercio internacional se aplican solamente a aliados de EE.UU.

Existe un amplio apoyo bipartidario en el Congreso para mantener la Enmienda Byrd, ¿por qué no? El Congreso ha logrado repartir subsidios por $1,000 millones entre el 2001 y el 2004 bajo Byrd, sin tener que defender o justificar los desembolsos debido a que los fondos no provenían directamente de los contribuyentes estadounidenses.

Pero esos 1,000 millones son modestos en comparación a los $5 mil millones en juego en el caso de la madera. Si EE.UU. tuviese que cumplir con la decisión sobre la madera y reembolsar los aranceles, el Congreso perdería la oportunidad de otorgar esos subsidios masivos a su electorado. Por eso, la disposición de EE.UU. de ignorar abiertamente el resultado de dos casos importantes de resolución de conflictos—inacciones que acarrearán altos costos para los intereses estadounidenses—se ve empujada por las consideraciones políticas más burdas. Malditas políticas comerciales.

El creciente desprecio de EE.UU. hacia los compromisos comerciales internacionales es problemático. Ahora será mucho más fácil para los aliados comerciales de EE.UU. romper las normas y descuidar sus propios compromisos. Los miembros del Congreso que defienden el comercio con China y las políticas monetarias chinas no tienen en qué apoyarse.

La confianza en EE.UU. con respecto a temas comerciales decae en tiempos en los que se necesita deseperadamente un fuerte liderazgo.

Traducido por Marina Kienast para Cato Institute.
 
Daniel Ikenson es analista de política comercial en el Cato Institute y autor del estudio de Cato "Threadbare Excuses: The Textile Industry's Campaign to Preserve Import Restraints" (Excusas Desgastadas: La Campaña de la Industria Textil para Preservar las Restricciones a las Importaciones)".

El Cato (Estados Unidos)

 



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