No se trata de enfrentar testimonios contradictorios sobre si yo estuve allí o aquí estos sujetos no han estado nunca. Hay pruebas sólidas de los lazos que unen directamente a ETA con Venezuela y esta es la cuestión que se tiene que aclarar, impugnar y condenar con toda la fuerza de la que seamos capaces. Con las cosas de ETA hace mucho tiempo que los españoles no aguantamos ni una broma, ni una concesión, ni un paño caliente, ni un cobijo a los malnacidos aunque sea en el confín de la tierra.   La insinuación del embajador de Venezuela en España sobre las torturas a los etarras detenidos es para plantearse la llamada a las consultas pertinentes en lenguaje diplomático o darle a este individuo la boleta de nuestro país dicho de forma más llana.   Si Zapatero mira a otro lado, como parece, y no exige a Chávez que cese de inmediato la impunidad de ETA en Venezuela estará traicionando el consenso social y político más importante que se ha forjado en la lucha contra el terrorismo, dentro y fuera de nuestras fronteras.