Una mirada más profunda nos permite observar una realidad más compleja y consistente con otros indicadores perceptibles por la sociedad: en el año 2009 el PBI per cápita de la Argentina ha sido todavía inferior al del año 2000. Así lo muestran los datos de Naciones Unidas (UNCTAD) que manifiestan que el producto bruto per cápita correspondiente al año 2009 (7.725 dólares) ha sido menor al del año 2000 (7.778 dólares), lo que representa una caída del 0,68% en el período de 10 años analizados.

Contrariamente, en otros países latinoamericanos en los que se analiza la evolución del mismo indicador observamos una situación diferente: un   crecimiento del producto bruto por habitante en Ecuador (287,31%), Colombia (148,15%), Brasil (144,64%), Venezuela (134,05%), Perú (123,04%), Chile (101,46%), México (42,90%), Paraguay (74,07%) y Uruguay (55,73%), entre las naciones analizadas. Asimismo, en países no latinoamericanos de América también se observa la misma tendencia: Canadá creció 71,66% y los Estados Unidos 32,25%.

Estos datos nos permiten concluir que Argentina ha sido una excepción al crecimiento de las economías del hemisferio Occidental. El agigantamiento de la brecha entre los ingresos del 10% con mayores ingresos ($6.688) y el 10% con menores ingresos ($269) de la población (24,83 veces en el 1er trimestre del 2010) así lo demuestran.

Las estadísticas frecuentemente comunicadas a nivel oficial hacen referencia al “crecimiento” de la economía desde el 2003 a la fecha. Pero debe diferenciarse “recuperación” de “crecimiento”.

La reflexión de Benjamín Disraeli “Hay mentiras, malditas mentiras, y estadísticas” nos lleva a ahondar en la naturaleza de la información oficialmente promovida. Sólo una visión más completa y profunda de los datos oficiales nos permitirá tener una apreciación más realista sobre el estado de la economía argentina, sus fortalezas, debilidades y a efectos de hallar soluciones acertadas.