París se despertó ayer con los “suburbios prohibidos” —según dijo la primera plana del diario Liberation-y manifestaciones contra la discriminación de los barrios de la periferia. Ante el riesgo de que los jóvenes de las “ciudades dormitorios" aprovecharan el feriado del viernes para organizar en París actos violentos a partir del sábado, todos los accesos desde las afueras a la capital francesa estuvieron celosamente custodiados.

A través de internet y los teléfonos celulares, la policía acumuló indicios de que existía un plan para agitar París. En previsión de ello, las autoridades prohibieron la celebración de cualquier “concentración cuya objetivo consista en provocar, alterar el orden en la vía pública o los lugares públicos”. La medida, que se inscribe en el estado de emergencia decretado el miércoles, entró en vigencia el sábado por la mañana y permanecerá activa hasta el domingo.

El Ministro francés de Interior, Nicolas Sarkozy, que detonó el segundo episodio de la crisis cuando trató de “escoria” a los habitantes de los suburbios, pudo medir en carne propia los efectos de su política. La noche del viernes visitó la Avenida del los Campos Elíseos para verificar el dispositivo de seguridad y fue copiosamente insultado por los jóvenes presentes en la Avenida. En total, el Ministerio de Interior desplegó 3. 000 hombres en la capital francesa que se sumaron a los diez mil ya movilizados en el país.

En el Barrio Latino
A pesar de la prohibición de manifestar se autorizaron algunas reuniones como la que tuvo lugar en la emblemática Place Saint-Michel, en el corazón del Barrio Latino. Unas mil personas acudieron a la Place Saint Michel convocadas por una decena de organizaciones que querían protestar tanto contra las leyes de excepción -estado de emergencia y toque de queda-como contra las discriminaciones de que son objeto los suburbios franceses. Mouloud Aounit, secretario general del movimiento nacido en los anos 80 SOS Racismo, dijo “sí a la paz, pero en los barrios no habrá paz sin justicia e igualdad”. El líder de la corriente antirracista enfatizó “lo que ocurre hoy en los suburbios se lo puede llamar cólera, se lo puede llamar un rotundo no a las estigmatizaciones permanentes, a los incultos, a las discriminaciones cotidianas” de que son víctimas los franceses de origen extranjero. En un ambiente festivo pero agitado, muchos manifestantes pedían la renuncia de Sarkozy y la anulación de las leyes de excepción. Había también banderolas que decían “quien siembra la miseria cosecha la cólera”.

Al menos hasta el cierre de esta edición, los temores de que la violencia se desplazara a París no se corroboraron. La policía temía sobre todo que se produjeran incidentes al final del partido de fútbol amistoso entre las selecciones de Francia y Alemania -cero a cero--. El partido se jugó precisamente en el Stade de France, situado en la “frontera del suburbio de Sainte-Denis donde estallaron los primeros focos de violencia el pasado 27 de octubre. Los incidentes más serios volvieron a registrarse en la provincia francesa, en especial en la ciudad de Lyon donde hubo enfrentamientos entre los jóvenes y la policía. Unos 100 jóvenes se enfrentaron en Lyon con la policía, a la que arrojaron piedras y otros objetos. La policía empleó gas lacrimógeno contra los atacantes en Lyon, y varios escaparates fueron destruidos. Unas diez personas fueron detenidas, según informó la policía. La situación se tranquilizó poco antes del toque de queda que rige a partir de las 22:00 horas. También fueron incendiados coches en Toulouse y Estrasburgo.

La variable cotidiana de los autos quemados se mantiene en una proporción estable desde hace 5 días. El fin de semana pasado hubo casi 1, 300 autos quemados entre el viernes y el sábado. Siete días después, la cifra bajó a 500. En un plano más jurídico, el Consejo de Estado rechazó un recurso presentado por SOS racismo que ponía en tela de juicio la expulsión de los extranjeros implicados en los disturbios decidida por el titular de la certera de Interior. Sarkozy puntualizó que ha había “expulsiones en curso”. La noche del viernes, luego del arresto de 5 miembros de las fuerzas del orden que golpearon a un joven de 19, un sindicato de policía de la región de Saint-Denis llamó a observar un “servicio mínimo” en signo de protesta por esa sanción. La policía siente que está “pagando” el tributo de lo que ha ocurrido en el país. Francia vuelve a dormir un sueño alterado por una revuelta que, si bien disminuye en intensidad, no cesa por completo. Dos muertos, 15 y 17 años, electrocutados en un transformador de alta tensión, dos frases provocativas pronunciadas por un Ministro de Interior, “escoria” y “ladronzuelos”, bastaron para encender los barriles de pólvora de los suburbios franceses. Desde hace 6 días, los llamados a la calma se han vuelto obsesivos pero ni estos ni la intervención de los actores sociales de los barrios desarmaron del todo el hastío de una generación cansada de la segregación y la desigualdad.

La insurrección en cifras
(desde el 27 de octubre)

Víctimas
• Un muerto
• Un joven de 25 años en coma
• Decenas de heridos

Toque de queda
• 25 departamentos en alerta
• 7 de ellos han decretado el toque de queda

Daños materiales
• Alrededor de ocho mil vehículos quemados
• Decenas de inmuebles incendiados

Indemnizaciones
• Las aseguradoras deberán abonar unos 200 millones de euros (más de doscientos millones de dólares)

Detenidos
• Más de dos mil arrestados
• 358 adultos condenados
• 446 adolescentes trasladados a un tribunal de menores