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02/10/2005 | La Ley de Protección de Desastres Naturales: un desastre en ciernes

Gary Wolfram

"¿Puede la ley reducir el peso sobre el contribuyente en el caso de los desastres naturales? No; puede reducir el valor de los edificios colocados en zonas que tienden a desastres reduciendo el precio del seguro. La presente política gubernamental de proporcionar seguros de facto a cualquiera en zonas que tienden a desastres ilustra la idea. En The Constitution of Liberty, Hayek advertía que cuando un gobierno lleva a cabo políticas ad hoc, estará fijando inadvertidamente un principio".

 

La Ley de Protección de Desastres Naturales [1] brinda un ejemplo de lo que el economista francés del siglo XIX Frederic Bastiat llamaba "lo visto y no visto". [2] Mientras que parecería reducir los fallos del gobierno federal con respecto a aquellos sobre los que caen desastres naturales, va a crear en su lugar una responsabilidad sustancial para el gobierno federal, incrementará la exposición a desastres naturales, incrementará el peso regulador sobre la economía e incrementará el tamaño y alcance del gobierno. Su efecto en la práctica sería reducir nuestra libertad individual y hacernos caer aún más en lo que F.A. Hayek denominaba "el camino al egoísmo" [3].

La legislación sería enmienda de la Ley de Asistencia en las Emergencias y Ayuda en los Desastres, de Robert T. Stafford [4] para, entre otras cosas: (1) exigir que los estados "tendentes a desastres" adopten un modelo del código de construcción e implementen este código en las nuevas construcciones, ya sea directamente o a través de sus gobiernos locales, y presenten a la Federal Emergency Management Agency (FEMA) un plan de control de desastres; (2) exigir que cualquier edificio federal o edificio que haya sido asistido por fondos federales cumpla los nuevos estándares del código de edificación; (3) crear dos nuevos programas de seguros federales: (i) un programa asegurador primario y (ii) un programa reasegurador cuyos tipos serían fijados por la FEMA; (4) crear un nuevo panel de asesoría de control de los desastres y planificación en la FEMA; y (5) exigir a las compañías aseguradoras que notifiquen a sus contratistas su participación en estos nuevos programas si la compañía aseguradora no participa, y exigir que las aseguradoras participen en el presente programa de seguros frente a inundación notifiquen a la FEMA los clientes que residen en superficies susceptibles de ser inundadas y exigir que contraten cobertura frente a inundaciones.

Alguien puede revisar esta lista y responder "no" a la cuestión que Albert Jay Nock sugiere que pongamos en cualquier programa federal: "¿Añade esto poder al estado?" [5] No hay duda de que esta ley extiende aún más el brazo del gobierno en las vidas de todos, y se añadirá al precio de la construcción. Pero, ¿logrará su propósito, y a un precio razonable? Para responder a esto tenemos que remontarnos a Bastiat:

En la esfera económica, una ley, un hábito, una institución no sólo produce un efecto, sino una serie de efectos. De éstos, solamente el primero es inmediato; aparecen simultáneamente con su causa; es visible. Los restantes efectos aparecen sólo posteriormente; no son visibles; tendremos suerte si los pasamos por alto.

Sólo hay una diferencia entre un mal economista y un buen economista: el mal economista se reduce al efecto visible; el buen economista tiene en cuenta tanto el efecto que puede verse como aquellos efectos que tienen que pasarse por alto. [6]

Dado que la nueva Ley añade 10 puntos a la Ley Stafford (así como 29 definiciones nuevas), se nos puede excusar por resumirlas con el fin de simplificar nuestra respuesta. La propia ley es en realidad una respuesta a las grandes pérdidas sufridas en Estados Unidos los últimos años a causa de desastres naturales. En los últimos dos años, hemos sufrido huracanes en Florida y Hawai, hemos sufrido inundaciones en el medio oeste y terremotos e incendios en California. Esto ha llevado a la preocupación de que las aseguradoras sean insolventes, el reaseguro no esté disponible o que el gobierno federal quede a cargo de enormes pagos para ayuda en los desastres ante los presentes intentos por reducir el déficit. Demos por sentado, por ahora, el hecho de que la ley significará una mayor intrusión de gobierno federal en la industria inmobiliaria y en la industria de los seguros. ¿Mejorará esto la solvencia de las aseguradoras? ¿Promoverá el reaseguro? ¿Reducirá la exposición a los desastres naturales (o el precio de ella al menos)? ¿Reducirá el peso de los desastres naturales sobre el contribuyente? Desafortunadamente, la respuesta en cada uno de estos casos es "no".

Solvencia de las aseguradoras

Vayamos por partes. ¿Por qué no iba a mejorar la ley la solvencia de las aseguradoras? La respuesta se encuentra en el reconocimiento de que la ley es realmente lo que Gordon Tullock identificaba como comportamiento de búsqueda de alquiler, [7] en este caso de la propiedad de los daños de las compañías aseguradoras. Las compañías aseguradoras buscan que el gobierno (los contribuyentes) asuma parte del riesgo del seguro frente a desastres naturales. ¿Cómo podría la compañía aseguradora caer en peligro de insolvencia por desastres naturales? La única respuesta es: han estado vendiendo seguros por primas demasiado bajas.

Las primas, en una industria que opera libremente, cubrirán las pérdidas tras hacer recuento de los beneficios de las inversiones de la compañía aseguradora. Si una compañía vende seguros por una prima que no cubre las pérdidas esperadas menos los beneficios de inversión, con el tiempo quebrará. Esta es la disciplina del mercado. Como señalaba Ludwig von Mises, la disciplina del mercado es lo que resulta del uso eficaz de los recursos, garantizando que el valor de los recursos utilizados en la producción es al menos igual al valor en el consumidor del servicio o los bienes producidos con estos recursos. [8]

Lo que hará la ley es permitir que las compañías aseguradoras vendan a tipos inferiores de los del mercado, con nuevos programas de actuación federal, en la práctica, como el agente de subsidios. Si el mercado no proporciona reaseguro a causa de las pérdidas esperadas (la probabilidad de que tengan lugar pérdidas) que no son calculables, entonces ¿por qué íbamos a esperar que la FEMA pudiera calcular primas que no se pueden calcular? Dado que es un programa gubernamental, y los tipos serán fijados así a través del proceso político sin importar lo que digan los estatutos, podemos esperar que los tipos se encuentren por debajo de los precios. El resultado neto es que las aseguradoras que no sobrevivirían a la prueba del mercado continuarán sobreviviendo, y los recursos de precios no apropiados, y todas las compañías aseguradoras asumirán riesgos mayores de los que asumirían de otro modo. Esto acabará resultando o bien en pérdidas crecientes abonadas por desastres naturales, creando así un peligro de insolvencia para las aseguradoras mucho mayor, ya que ahora va a ser más barato ubicarse en áreas que tienden a desastres, o un incremento de la regulación gubernamental en las industrias aseguradora e inmobiliaria para atajar los incentivos.

Reaseguro

La ley no promoverá con total certeza el reforzamiento del mercado del reaseguro. El problema fundamental, como ha sido señalado en un reciente artículo del "Economic Trends" del Banco de la Reserva Federal de Cleveland, es que los desastres naturales son sucesos de baja frecuencia y elevado impacto. [9] Como tales, crean un problema de reaseguro. En primer lugar, son difíciles de predecir, igual que el precio. En segundo lugar, son objeto de "selección adversa": aquellos que es más probable que adquieran seguros de desastres son los que van a sufrir más probablemente uno. Las personas que residen en el Valle de San Fernando de California tienen más probabilidades de comprar seguros de terremotos que los que residen en Michigan u Ohio. Es mucho más probable que la gente que quiere seguros sufra un desastre que una persona media. [10] Esto complica el mercado del seguro, porque las aseguradoras intentan evaluar un conjunto de riesgos no correlativos.

También está el problema del "peligro moral": Una vez que me he asegurado contra un accidente, es menos probable que tome precauciones para evitar el accidente. [11] ¿Hay algún motivo para creer que un programa de reaseguro de gobierno federal, gestionado por la FEMA, y asesorado por una junta recién creada nombrada políticamente, vaya a ser capaz de solucionar estos problemas? Incluso si pudiera, ¿qué pasa si las primas de reaseguro fueran tan altas que nadie pudiera participar? ¿Es probable que la FEMA mantuviera estas primas? ¿No es más probable que hubiera presión política para fijar las primas lo bastante reducidas para dar la imagen de que el problema ha sido resuelto?

Exposición a desastres naturales

Al reducir el precio del seguro, y al incrementar el número de personas que compran seguros, la ley redundará en una mayor exposición a los desastres naturales. Suponga que mi casa acaba de ser destruida por un terremoto en Malibú. Mi compañía aseguradora dice, "Vale, pagaremos estos daños, pero no hay modo de que vayamos a volver a hacerlo, y no vamos a volver a proporcionarle cobertura". Ahora me encuentro con que tengo que llevar todo el riesgo de construir otra casa de 2 millones de dólares en una zona con riesgo de terremotos. ¿No es menos probable que construya mi casa en este área bajo estas circunstancias si mi compañía aseguradora dice que: "Ahora participamos en el nuevo Primary Insurance Fund y así podemos proporcionarle seguro para su casa a un precio razonable"? Plantear la cuestión es responderla. Es obvio que reducir el coste de construir en zonas que tienden a desastres sólo va a hacer una cosa: incrementar el valor y la cantidad de las construcciones en esa zona. Cuando los desastres golpean, como inevitablemente lo hacen, entonces mi casa estará allí para ser destruida.

Peso sobre los contribuyentes


¿Puede la ley reducir el peso sobre el contribuyente en el caso de los desastres naturales? No; puede reducir el valor de los edificios colocados en zonas que tienden a desastres reduciendo el precio del seguro. La presente política gubernamental de proporcionar seguros de facto a cualquiera en zonas que tienden a desastres ilustra la idea. En The Constitution of Liberty, Hayek advertía que cuando un gobierno lleva a cabo políticas ad hoc, estará fijando inadvertidamente un principio. [12] Al proporcionar ayuda a los desastres sobre una base regular, la gente llega a esperar la ayuda del gobierno en caso de desastre.

La propia ley es una respuesta al hecho de que reducir el riesgo de ubicarse en zonas que tienden a desastres acaba en actividades que crean mayor exposición. Es un intento de reemplazar el programa de seguros de facto con un programa explícito. Sin embargo, al menos había algo de incertidumbre bajo el programa antiguo. El Congreso va a decir "no" a la ayuda, o proporcionar ayuda mínima. Con la ley, el precio de la incertidumbre será eliminado y habrá incluso más motivos para que la gente se exponga con sus propiedades. El gobierno se encontrará ahora bajo presiones legales para proporcionar la ayuda que hoy concede simplemente bajo presión política.

¿Es probable que el resultado sea mayor exposición de los contribuyentes, o menos? La gente que argumenta que menos, dirá que las personas que no compran seguros los van a comprar ahora, porque será más barato y estará más disponible. Así que habrá menos riesgo de pérdidas para el contribuyente, dado que las primas se reducirán proporcionando la ayuda. Pero con el creciente número de personas con seguros, la selección adversa y los problemas morales, combinados con el hecho de que las primas deben ser fijadas a través del proceso político, harán que el resultado más probable sea mayor exposición del contribuyente a largo plazo. ¿Qué ocurre cuando el programa de reaseguro federal alcanza los 25 billones de dólares? Lo hará, por supuesto, a expensas de Hacienda bajo la Ley. Y si cientos de miles de votantes que poseen casas son forzados a pagar mayores primas para abonar esta deuda, ¿no habrá presión política para extender simplemente el grado de la deuda de Hacienda? ¿No será éste especialmente el caso si la deuda de reaseguro se ejecuta como un activo en los libros del gobierno federal, y no se añade así a la percepción de deuda federal? Al final, la deuda del reaseguro nunca será abonada, y acabará en las mismas pérdidas para el contribuyente que hubiera tenido el contribuyente si hubiera proporcionado la cobertura él mismo.

Dado que no hay nada inherente a la FEMA que permita evaluar los desastres de seguros y reaseguros más precisa y de manera más barata que el mercado, lo que va a ocurrir es que el precio de los desastres se incrementa y el precio de las primas se incrementa para un gran grupo de propietarios. Lo mismo que ocurrió cuando el gobierno federal proporcionó seguro a los depósitos de ahorros y préstamos y a los bancos: mayor regulación. Las compañías aseguradoras y los propietarios afrontarán ahora más y más control gubernamental. Los tipos de seguro a proporcionar, las primas a cargar, dónde construir los edificios, cómo van a ser construidos, qué materiales tienen que incorporar, dónde van a ubicarse - todo esto y más ordenado por el gobierno federal. La propia Ley ya fija el mecanismo para hacerlo e inicia el proceso.

Karl Marx acertaba ciertamente al señalar la inevitabilidad del proceso. [13] Con el tiempo, exactamente igual que con la Seguridad Social, más y más personas se verán obligadas a comprar seguros, "para diversificar el riesgo", lo que significa realmente para aportar subsidios a los que se encuentran en zonas de riesgo. Las primas exigidas, fijadas por el gobierno federal a través de la FEMA, abrirán el camino a que el gobierno lastre indirectamente a la gente que paga por los resultados de un programa masivo que será iniciado porque "ocurren desastres naturales... Suponiendo problemas particulares en términos de consecuencias a largo plazo... y seguros y reaseguros de cobertura inadecuada" [14].

Admitamos que Hayek estaba en lo cierto, la gente tiene que asumir la responsabilidad de sus propias acciones. [15] Tan duro como pueda sonar, proporcionar seguro de facto a personas ubicadas en zonas de riesgo redunda en mayores pérdidas de vida y propiedades de las que serían el caso de otro modo. Nos llevó décadas conocer los resultados de nuestros políticas sociales, que han creado un problema mayor del que pretendían solucionar. Admitamos que simplemente tenemos que reducir nuestra tendencia a acudir a los "dólares federales" cada vez que ocurre algo. Antes de que nos embarquemos una vez más en el viaje de Prometeo, admitamos simplemente que el problema de los desastres naturales no es que haya poco seguro, sino demasiado seguro de facto. []

Gary Wolfram es profesor George Munson de economía política del Hillsdale College en Michigan. Este ensayo fue publicado originariamente en la revista The Freeman, en Agosto de 1994.

1. H.R. 2873, 103d Congreso.

2. Véase su ensayo, Ce qu´ on voit et ce qu´ on ne voit pas.

3. 50 aniversario de El camino al egoísmo, University of Chicago Press.

4. 42 U.S.C. 5121 et seq.

5. Ver Nuestro enemigo, el estado (Delavan, Wisc.: Hallberg Publishing, 1935), 1983.

6. Véase nota dos.

7. El profesor Tullock impartió el tratamiento seminal del objeto en su "The Welfare Costs of Tariffs, Monopolies, and Theft", Western Economic Journal, 5 (junio de 1967), pp. 224232.

8. Ver, por ejemplo, su principal trabajo, Human Action (New Haven: Yale University Press, 1949).

9. "The Economy in Perspective", febrero de 1994, p. 2.

10. Cf. George Akerloff, "The Market for Lemons: Qualitative Uncertainty and the Market Mechanism", Quarterly Journal of Economies, 84 (1970), pp. 488-500.

11. Para una breve discusión del peligro moral, ver Hal Varian, Microeeonomic Analysis (New York: Norton, 1978), capítulo 8.

12. The University of Chicago Press, 1960. Véase la edición de Gateway, Henry Regnery, 1972, p. 111 (capítulo 8, sección 6).

13. Ver Karl Marx y Frederick Engels, El manifiesto comunista, Pathfinder Press, 1987 (publicado originalmente en 1847), en especial capítulo 1.

14. Ver 101.

15. The Constitution of Liberty, capítulo 5.

 

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