El triunfo de Scott Brown -con el 52% de los votos, frente al 47% de la demócrata Martha Coakley- fue doblemente simbólico. El republicano hereda el escaño que durante 46 años tuvo Ted Kennedy, en el mismo estado en que Obama venció aplastantemente a John McCain por 25 puntos. El mundo al revés, en apenas 14 meses…

El tsunami político llegó desde las costas de Massachussetts hasta Washington, donde los demócratas intercambiaron ayer todo tipo de acusaciones por el resultado electoral, que deja a los republicanos con el control de 41 de los 100 escaños en el Senado (suficientes para practicar el «bloqueo parlamentario» o filibuster y comprometer seriamente la reforma sanitaria, la ley del cambio climático y gran parte de la agenda de Obama).

«Habrá reforma sanitaria, de una manera o de otra», advirtió ayer la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, como si la cosa no fuera con ella. El ex candidato presidencial John Kerry advirtió entre tanto a sus correligionarios: «No es el momento de crear pelotones de fusilamiento».

Pero los senadores demócratas, capitaneados entre otros por Al Franken, no esperaron instrucciones y apuntaron directamente a la Casa Blanca. El propio Franken reconoció que la victoria de Brown por más de 100.000 votos envía un «poderoso mensaje» que ha de ser muy tenido en cuenta por los demócratas a la hora de valorar el futuro de la ley de reforma sanitaria.

«Quizás ha llegado el momento de que los demócratas desviemos nuestra atención hacia asuntos que tienen un amplio apoyo por parte de la población», declaró ayer el congresista demócrata Rick Boucher, sumándose al coro de lamentos por la energía derrochada en el impulso de la reforma sanitaria, en detrimento de la creación de empleo y la recuperación económica.

El senador demócrata Jim Webb admitió entretanto que las elecciones de Massachusssetts fueron «un referéndum sobre la reforma sanitaria y sobre la integridad en el proceso del Gobierno». Webb propuso a sus correligionarios que no fuercen un voto urgente hasta que Brown tome posesión de su escaño y pueda reabrirse el debate.

«Vamos a tener que empezar posiblemente el borrador de la reforma sanitaria desde el principio», reconoció el senador Russ Feingold, mientras varios congresistas demócratas expresaron también serias dudas sobre el futuro de la ley, pendiente de un texto consensuado entre las dos cámaras.

Las críticas contra Obama, tanto desde el ala progresista como moderada del Partido Demócrata, fueron sin embargo más allá de la controvertida reforma sanitaria y se extendieron a su política económica y su estilo de Gobierno durante este año que arrancó bajo el signo de la esperanza y se ha cerrado bajo la nota del desencanto.

«Hay una tremenda cantidad de ira y frustración por la marcha de la economía», fue la primera lectura que hizo de la humillación de Massachussetts el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs. «Pienso que es eso lo que va a definir las próximas batallas políticas».

«Se han emitido mensajes, y hemos escuchado esos mensajes», declaró por su parte a la cadena MSNBC el asesor presidencial David Axelrod. «Hay una sensación general de descontento por la economía. Y hay también una sensación de descontento con Washington. Por eso fue precisamente por lo que fuimos elegidos».

Desde la trinchera republicana, el líder de la oposicion en el Senado Mitch McConnell se sumó al correctivo contra Obama. «El presidente debería tomarse lo ocurrido como un mensaje para recalibrar su forma de Gobierno», dijo McConnell. «Si quiere gobernar desde el centro, estamos dispuestos a encontrarnos con él allí».

El nuevo héroe republicano, Scott Brown, apuró mientras su victoria con un toque populista a lo Ronald Reagan. «La voz independiente del pueblo ha hablado», proclamó ayer. «La gente está enfadada... La gente está harta de acuerdos a puerta cerrada. La gente quiere transparencia, buen gobierno, justicia. La gente quiere que empecemos a trabajar y a resolver sus problemas».

«La gente está enfadada, frustrada»

Obama hizo ayer una curiosa lectura del triunfo del republicano Scott Brown en Massachussetts: «La gente está enfadada y frustrada. Pero no sólo por lo que ha ocurrido en el ultimo año o en los dos últimos años, sino por todo lo que ha sucedido en los últimos ocho años».

En una entrevista con el comentarista político de la ABC George Stephanopoulos, emitida a las pocas horas del fiasco electoral de los demócratas, Obama se desmarcó con su peculiar diagnóstico desde el Desapacho Oval... «Esta es mi valoración, no sólo sobre lo que ocurrió en Massachussetts, sino sobre el estado anímico del país: lo que ha llevado a Scott Brown a ganar su escaño es lo mismo que llevó a mí a ganar mí».

Obama reiteró su intención de impulsar la reforma sanitaria, invitó a los norteamericanos a que «examinen la sustancia de la ley».