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16/11/2009 | Gomorra, basura y Gobierno

Miguel Mora

Un juez pide permiso a la Cámara de Diputados para detener al 'número dos' de Economía italiano, acusado de intercambiar con la Camorra favores por votos .

 

Quién no recuerda aquellas imágenes? Nápoles, finales de 2007 y primeros meses de 2008. Todas las televisiones muestran la maravillosa ciudad del Vesubio inundada de inmundicia. Acaba de caer el Gobierno de Romano Prodi. Dioxinas, olor fétido, incendios, rebelión popular. Ataques a los campamentos gitanos. Elecciones: gana Silvio Berlusconi. Nápoles le vota masivamente. El primer Consejo de Ministros se celebra allí. "Vendré todas las semanas hasta que se resuelva la crisis de la basura", declara. En apenas unas semanas, problema solucionado. Eso es gobernar, casi un milagro, glosan sus seguidores.

Quienes visitaron Nápoles en aquellas semanas pulsan la opinión de los napolitanos: la emergencia de la basura, que duraba ya 15 años y con la que mucha gente se había hecho millonaria -"la inmundicia es riqueza", se dice allí-, había sido creada por una falla en el viejo pacto política-Camorra. Y sólo podría resolverse renovando ese acuerdo.

Gracias al libro de Roberto Saviano, todo el mundo sabe que Gomorra es el Estado del sur, el poder más respetado, la empresa madre. La gran malla clientelista ofrece protección y salarios a discreción, su metástasis de ilegalidad lo contamina todo: transportes y construcción, droga y política, costura clandestina y gestión portuaria, autopistas y centros comerciales, sin faltar la reina del negocio sucio, el tratamiento de residuos -tóxicos y limpios-, submundo del que la Camorra, y sobre todo el clan de los Casaleses, se ocupa desde hace 30 años.

Esta semana, esa enorme mancha gris ha subido hasta el mismo palacio de Gobierno de Roma. El martes, el juez Raffaelle Piccirillo pidió a la Cámara de Diputados vía libre para arrestar y encarcelar a Nicola Cosentino, y le acusó de "participación externa en asociación mafiosa".

Nacido en Casal di Principe en 1959, Cosentino era el político emergente del Pueblo de la Libertad (PDL), la coalición de Berlusconi: concejal con la izquierda a los 18 años, fue elegido después diputado de Forza Italia en 1996 y es el actual secretario de Estado de Economía, es decir, el número dos del ministro, Giulio Tremonti.

Según había escrito Saviano unos días antes, Cosentino era conocido en su tierra como Nick O'Mericano. En su escrito de acusación, de 351 páginas, el juez Piccirillo afirma que Cosentino lleva años trabajando para los Casaleses, y que ha intercambiado votos, dinero y favores con el clan más sanguinario y poderoso de la zona.

La noticia supone un golpe terrible para la mayoría. Berlusconi había elegido personalmente al fiel Nick como el líder local destinado a recuperar el poder en Campania, región roja desde hace 15 años y en la que habitan seis millones de personas. Su gran momento iba a ser en marzo de 2010, con motivo de las elecciones regionales. Los poéticos carteles azules con la cara de Cosentino y el emblema del PDL estaban ya impresos. "Cosentino es una máquina de votos", decían sus valedores, saboreando la probable derrota de Antonio Bassolino, gobernador campano del Partido Democrático (procesado tres veces por haber estafado a su región durante la crisis de las basuras).

Pero la máquina se ha parado de golpe, y la fulgurante carrera de Nick pende de un hilo. Al menos media docena de arrepentidos han dicho a los magistrados que O'Mericano no sólo trabaja para Berlusconi, sino también para la Camorra. De momento, Berlusconi le ha hecho saber que mantendrá sus cargos de Gobierno y partido. "Me ha llamado varias veces y me ha dicho que resista: 'Mira lo que me están haciendo a mí en Milán y Palermo', me dice. Y yo resisto", ha explicado el barón de Casal di Principe.

Según el magistrado, Nick ganó casi todas las elecciones a las que se presentó gracias al apoyo electoral de los clanes mafiosos. Cuando llegaba la hora de votar, relata el juez Piccirillo, los dos grandes padrinos enemigos, Francesco Schiavone, Sandokán, y Francesco Bidognetti, Cicciotto e' Mezzanotte, aparcaban sus diferencias y mandaban votar por O'Mericano.

El nexo de unión entre la Mafia y el político es la conocida empresa mixta Eco 4, que pertenece a los Casaleses y se dedica al tratamiento de basuras en la provincia de Caserta. El juez cree que Cosentino controlaba la sociedad de forma "absoluta". Recuerda que presionó para que Eco 4 obtuviera una certificación antimafia, y que con su mediación "reforzó la cúpula y las actividades ilegales del clan".

Los dueños formales de Eco 4 eran los hermanos Sergio y Michele Orsi. El segundo fue asesinado el año pasado, poco después de que empezara a contar a los fiscales lo que sabía. La empresa, siempre según el juez, aspiró en 2001 a entrar en el superconsorcio de la basura Impregeco. A cambio del baño de legalidad que otorgaba Cosentino, el clan ponía a su disposición dinero y votos, afirma la acusación. Otro arrepentido, Dario De Simone, declara: "Durante mi fuga me reuní a menudo con el abogado Cosentino. Con ocasión de las elecciones regionales de 1995, me pidió expresamente que le ayudara en la inminente campaña electoral".

Gaetano Vasallo, otro empresario de basura arrepentido, afirma que Nick recibía cada mes un sobre amarillo de los Casaleses con 50.000 dólares. Carmine Schiavione, el primer arrepentido del clan, primo de Sandokán, sostiene que el Pueblo de la Libertad (PDL), controlaba Eco 4 con Luigi Cesaro, otro diputado -que envía cada mes 20 kilos de mozzarella fresca a Berlusconi-, y con Mario Landolfi, ex ministro de Alianza Nacional y hoy número dos de la cúpula regional de Campania del partido de Berlusconi.

Las acusaciones, que se remontan a los primeros años noventa, ponen bajo sospecha a toda la clase dirigente campana. Y, de paso, a la nacional. ¿Qué sabía Berlusconi? ¿Y la oposición? ¿Y Fini? ¿Por qué los jueces tardaron tanto en actuar contra Cosentino?

Los diputados del PDL han pedido al Gobierno que mande una inspección judicial a Nápoles para "vigilar a los jueces fanáticos". O'Mericano y sus compañeros de agrupación claman por su inocencia. El juez tiene prisa por encarcelar a Nick Cosentino. Teme que si no lo hace, éste "destruirá las pruebas". La mayoría conservadora debe autorizar su arresto. Niccolò Ghedini, abogado de Berlusconi, ha adelantado que "las acusaciones son inconsistentes".

Nick Cosentino declarará ante los diputados el día 18. Quizá no le vaya mal. Históricamente, la Cámara de Diputados niega a los jueces el 80% de las peticiones de arresto contra colegas. En un clima dominado por un líder que se dice perseguido por una caterva de jueces comunistas, no parece fácil que el Pueblo de la Libertad (PDL) admita que uno de los suyos acabe dentro. Sobre todo, si se trata de O'Mericano, el hombre que lo sabía todo sobre la basura.

El Pais (Es) (España)

 



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