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15/11/2009 | Afganistán 2001-2009. Deterioro progresivo

Grupo de Estudios Estratégicos

Tras los atentados del 11 de septiembre, a finales de 2001 y tras el inicio de la Operación Libertad Duradera el 7 de octubre, alrededor de 100 agentes de la CIA, 350 soldados de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos y 15.000 fuerzas afganas derribaron el régimen talibán de Afganistán. Los aliados utilizaron ataques selectivos y bombardeos aéreos contra bases y unidades talibanes, combinados por el avance por tierra de los efectivos de la Alianza del Norte. A mediados de noviembre éstos entraban en Kabul. Al final, la victoria fue rápida. Los Estados Unidos sólo sufrieron una docena de bajas, y la derrota completa del régimen talibán se logró en menos de tres meses.

 

1. De la Operación Libertad Duradera a ISAF  

1.1. Una victoria rápida  

Tras los atentados del 11 de septiembre, a finales de 2001 y tras el inicio de la Operación Libertad Duradera el 7 de octubre, alrededor de 100 agentes de la CIA, 350 soldados de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos y 15.000 fuerzas afganas derribaron el régimen talibán de Afganistán.

Los aliados utilizaron ataques selectivos y bombardeos aéreos contra bases y unidades talibanes, combinados por el avance por tierra de los efectivos de la Alianza del Norte. A mediados de noviembre éstos entraban en Kabul. Al final, la victoria fue rápida. Los Estados Unidos sólo sufrieron una docena de bajas, y la derrota completa del régimen talibán se logró en menos de tres meses.  

Las cosas parecían marchar bien. Los talibán fueron fácilmente derrotados, y el 5 de diciembre de 2001 se firmó el Acuerdo de Bonn en el que se establecieron tres propuestas. La primera, la formación de un Gobierno interino afgano; la segunda, una hoja de ruta para el desarrollo del país. Y en tercer lugar, en su anexo 1, se apuntó la posibilidad de autorizar el despliegue de una fuerza internacional. Todo el mundo pensaba que tras la guerra vendría la reconstrucción.

En cumplimiento de dicho acuerdo, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptó la resolución 1386 que puso en marcha la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán (ISAF).  

1.2. La ISAF y la construcción de la democracia  

Con la firma del compromiso de Bonn se inició un proceso de cuatro años con vistas a culminar en el primer gobierno democrático en la historia del país, utilizando la loya jirga -una asamblea tradicional afgana con representación de las diferentes tribus y etnias del país- como mecanismo de legitimidad para establecer una administración de transición y más adelante una nueva constitución.   En Bonn nace la ISAF, con el mandato de ayudar a la Autoridad Afgana de Transición a preservar la seguridad en Kabul y sus alrededores, de modo que el personal de las Naciones Unidas y de la misma Autoridad Afgana de Transición pudiera operar en un entorno seguro.

La ISAF tenía también el mandato de ayudar a la Autoridad Afgana de Transición en la formación y adiestramiento de las nuevas estructuras y fuerzas de seguridad afganas y en labores de reconstrucción. Se concibió con un planteamiento de carácter semestral, es decir con un relevo en el mando cada seis meses, para funcionar de manera regular y sin sobresaltos.  

La ISAF estuvo liderada los seis primeros meses por Reino Unido. Esta ISAF-I incluía fuerzas y equipamientos de otros 18 países. De ellos doce eran miembros de la OTAN - Alemania, Bélgica, República Checa, Dinamarca, España, Francia, Grecia, Holanda, Italia, Noruega, Portugal y Turquía - y otros cinco de la Asociación para la Paz (APP) - Austria, Bulgaria, Finlandia, Rumania y Suecia-. Nueva Zelanda era el único participante no europeo.   En junio de 2002 Turquía asumió el mando de las 4.650 tropas de la ISAF II.

 

La composición de los participantes se mantuvo bastante estable. Aunque Bélgica y Portugal abandonaron la fuerza al no poder compatibilizarla con sus compromisos en las operaciones de la OTAN en los Balcanes, otros cinco países socios se incorporaron a ella: Albania, Azerbaiyán, Irlanda, Lituania y la antigua República Yugoslava de Macedonia. Las cosas marchaban más o menos bien, y la aprobación en noviembre de 2002 de la Resolución 1444 permitió que Alemania y Holanda asumieran el mando conjunto de la ISAF III en febrero de 2003, tras haber aceptado Turquía prolongar su dirección de la ISAF durante dos meses más.

En otoño de 2002 Alemania y Holanda solicitaron a la OTAN que les ayudase en la planificación e implementación de la ISAF III y el 17 de octubre de 2002 el Consejo del Atlántico Norte accedió a su solicitud. El número de naciones participantes se incrementó en otras siete, tres de la OTAN -Bélgica de nuevo y Hungría e Islandia por primera vez- y cuatro de la APP -Croacia, Estonia, Letonia y Suiza-.  

1.3. La misión real: comienzan los problemas  

Cuando Canadá manifestó que estaba dispuesto a proporcionar el grueso de las tropas para la ISAF IV a partir de agosto de 2003, pero que carecía de un centro de mando adecuado para formar el núcleo del cuartel general de la ISAF, también acudió a la OTAN y junto a Alemania y Holanda invitó a la organización a asumir el mando de la ISAF, lo que fue aceptado por los Aliados en abril de 2003.  

Desde el punto de vista de la eficacia operativa, el relevo cada seis meses del centro de mando de Kabul no favorecía la continuidad de la misión, y el plazo de seis meses prefijado para cada relevo no alentaba la confianza de la Autoridad Afgana de Transición en el compromiso internacional respecto a Afganistán. Y la perspectiva de tener comprometido un cuartel general para fuerza de combate de alta preparación durante 18 meses - seis meses para la preparación de la misión, seis de relevo en la ISAF y seis de reconstitución - para una operación de baja intensidad de apoyo a la paz no parecía un empleo inteligente de un valioso activo de la Alianza. Estas consideraciones favorecían la idea de una alternativa a largo plazo que reemplazara el planteamiento de carácter semestral.  

De forma paralela a la ISAF, la Operación Libertad Duradera, continuaba llevando a cabo sus misiones de combate con el objetivo de impedir la reaparición de la amenaza de Al Qaeda y los talibán. Ambas llevaban a cabo operaciones de reconstrucción y estabilidad, formaban y equipaban a la policía y al ejército afgano, extendían la autoridad del Gobierno afgano. Pero sólo Libertad Duradera llevaba a cabo operaciones de contraterrorismo contra Al Qaeda y los talibán. Pese a considerarse necesaria, nadie intuía hasta qué punto los talibán no estaban aún derrotados, y todos los esfuerzos se dirigían a la reconstrucción y el fomento de la democracia.  

2. La OTAN asume el mando definitivo de la ISAF  

2.1. El papel de los PRTs

El 11 de agosto de 2003 la OTAN asumió el control de la ISAF en Afganistán. En ese momento el secretario general de la Alianza, Lord Robertson, aseguró que las tropas aliadas permanecerían en Afganistán 'hasta que tengamos éxito, hasta que se acabe el trabajo. No es un compromiso breve, sino a largo plazo y no tenemos intención alguna de fracasar'.  

Tras asumir el mando, la OTAN insistió en la ampliación del mandato de la ISAF - limitado a garantizar la seguridad de Kabul y sus alrededores- para ampliarlo a otras provincias. Hasta entonces, los Equipos de Reconstrucción Provincial (PRT) que operaban fuera de Kabul estaban compuestos por soldados estadounidenses y británicos que formalmente estaban sujetos a la operación Libertad Duradera. Fueron introducidas por Estados Unidos en 2002 y empezaron a operar en 2003. Pequeños equipos de personal civil y militar, trabajan para proporcionar seguridad a los servicios de asistencia y facilitar las tareas de ayuda y reconstrucción en zonas conflictivas o de alto grado de inseguridad. A partir de ahora serían el principal vehículo para la expansión de la ISAF, que las adoptó en 2004  

La ISAF obtuvo la autorización de Naciones Unidas para ampliar su mandato con la aprobación de la Resolución 1510, de octubre de 2003. Dio comienzo así la primera etapa de expansión de la ISAF empezando por las provincias más tranquilas del norte de país, que no supondrían casi ningún problema. En primer lugar se tomó el control del equipo de reconstrucción de Kunduz que lideraría Alemania, seguido de otros cuatro equipos más en Mazar-e-Sharif, Meymana, Feyzabad and Baghlan. Se cubrieron nueve provincias del país, completándose el proceso de esta primera expansión en octubre de 2004.  

En ese momento, unos 18.500 soldados -de los cuales 16.000 eran estadounidenses- seguían formando parte de la operación Libertad Duradera. Paralelamente, alrededor de 9.000 militares componían la ISAF dirigida por la OTAN.

Casi coincidiendo con la conclusión de la primera fase de expansión de la ISAF, el 9 de octubre se celebraron las primeras elecciones presidenciales en Afganistán tras la caída del régimen talibán, saliendo vencedor Hamid Karzai.   La segunda fase del proceso de expansión de la ISAF, esta vez hacia el oeste del país, comenzó el 31 de mayo de 2005 con la asunción del mando de dos PRTs en las provincias de Herat y Farah y una base logística en Herat. A principios de septiembre de 2005 dos PRTs adicionales fueron operativos, completando la expansión de la ISAF hacia el oeste. La ISAF lideraba entonces un total de 9 PRTs en el norte y en el oeste del país.  

2.2. El Pacto por Afganistán: hacia la autosuficiencia afgana  

Estas dos primeras fases de expansión de la ISAF no fueron especialmente conflictivas por tratarse de territorios sin presencia talibán significativa. Entre 2001 y 2006 la violencia de los talibanes y otros grupos alcanzó niveles bajos. No obstante, tropas estadounidenses y afganas llevaron a cabo la operación Mountain Viper en agosto de 2003; la operación Avalache en diciembre de 2003; la operación Mountain Storm entre marzo y julio de 2004; la operación Lightning Freedom entre diciembre de 2004 y febrero de 2005; y la operación Pil en octubre de 2005.  

En enero de 2006 se celebró en Londres una conferencia internacional de alto nivel en la que se anunció una nueva fase en la cooperación entre Afganistán y la comunidad internacional. Como prueba del permanente compromiso internacional con este país se prometieron ayudas adicionales por valor 10.500 millones de dólares, y se estableció un plan ambicioso al que se ha denominado el Pacto por Afganistán (“Afghanistan Compact”) con el objetivo de que la comunidad internacional y el gobierno de este país puedan aprovechar el impulso positivo actual para instaurar una paz y estabilidad duraderas en ese país. En el Pacto por Afganistán el gobierno afgano se comprometió a disponer para el año 2010 de un ejército de unos 70.000 efectivos totalmente profesionales, bien entrenado y étnicamente equilibrado.  

3. Deterioro de la situación  

La tercera etapa de expansión de la ISAF se hizo efectiva el 31 de julio de 2006 tomando el relevo de los soldados estadounidenses al cargo de la seguridad en las provincias del sur de Afganistán. Ya en enero de ese mismo año el Consejo del Atlántico Norte aprobó unas reglas de intervención lo suficientemente potentes y flexibles como para cubrir cualquier eventualidad a la que pudieran enfrentarse las fuerzas desplegadas en Afganistán en las siguientes fases de expansión de la ISAF. La protección de las provincias sureñas de Day Kundi, Helmand, Kandahar, Nimroz, Uruzgan y Zabul pasó oficialmente al cargo de las fuerzas de las tropas de la Alianza Atlántica, y también el mando de 4 PRTs adicionales. La ISAF lideraba un total de 13 PRTs en el norte, oeste y sur del país, cubriendo tres cuartas partes del territorio. El relevo supuso un aumento del número de efectivos: la OTAN que casi duplicó su capacidad.  

El 5 de octubre de 2006 la ISAF tomó el mando de los 12.000 soldados de Estados Unidos destacados en el este del país y asumió la responsabilidad por la seguridad en todo el territorio de Afganistán. Otros 12.000 efectivos estadounidenses permanecieron bajo la operación Libertad Duradera. Previamente a la transferencia del mando a la OTAN, 19 países aparte de Estados Unidos - principalmente Reino Unido, Francia, Canadá e Italia – contribuían con aproximadamente 4.000 tropas en Libertad Duradera. La mayoría de ellas pasaron a formar parte de la ISAF, manteniéndose cerca de 1.000 bajo Libertad Duradera, aparte de los efectivos estadounidenses. En cuanto a la ISAF, y como consecuencia de la última fase de expansión y la incorporación de fuerzas de Canadá, Alemania, Países Bajos y Reino Unido y Estados Unidos que formaban parte de Libertad Duradera, alcanzaría en octubre de 2006 la cifra de 31.000 efectivos.  

La transferencia de las tropas estadounidenses en la cuarta fase estaba prevista en un principio para finales de 2004  pero las autoridades de la alianza expresaron que los combates en el sur con los insurgentes mostraban la necesidad urgente de agrupar todas las tropas bajo la OTAN.

En el año 2006, coincidiendo con la expansión de la OTAN al sur y al este de Afganistán, se empezaron a dar las primeras voces de alarma sobre el crecimiento de la violencia y el paulatino deterioro del país. Los talibanes habían aumentado el tamaño de sus unidades, su maniobrabilidad, y sus capacidades de inteligencia; operaban en cada vez más provincias y estaban asentando su presencia en muchas áreas rurales del sur del país, estableciendo en muchos casos administraciones paralelas . (1)    

Según el Departamento de Estado de Estados Unidos, el número de ataques suicidas se quintuplicó pasando de 27 en 2005 a 139 en 2006; los ataques con artefactos explosivos improvisados (IED, Improvised Explosive Devices) se duplicaron pasando de 783 a 1677; y los ataques armados se triplicaron pasando de 1558 a 4542. Los talibanes ya no se limitan a atentados sino que también llevan a cabo ataques militares de cierta envergadura, como el llevado a cabo el 29 de octubre a la base de la OTAN en Uruzgan. Financiados con cientos de millones de dólares de la producción del opio, los talibanes veían a las tropas de la OTAN – que se estaban extendiendo por todo el país -más débiles y menos agresivas que las unidades estadounidenses, sobre todos tras la retirada de Musa Qala (2) .    

En el año 2006 también se dispararon las cifras de muertos: 98 militares estadounidenses y 83 de la OTAN; 1.000 civiles afganos como consecuencia de los enfrentamientos entre talibanes y fuerzas extranjeras, y 100 de ellos como consecuencia de acciones de la Coalición o de la ISAF, según Human Rights Watch.   En respuesta a la creciente actividad de los talibanes en el sur del país, Estados Unidos y las fuerzas de la OTAN lanzaron la operación Mountain Lion y Mountain Thrust en junio de 2006. Fueron un éxito táctico pero un fracaso estratégico. Esta tendencia continuó con la Operación Medusa, en septiembre de 2006, donde murieron más de 420 talibanes.
 

En 2007, Estados Unidos y la OTAN trataron de anticiparse a la ofensiva anual de primavera de los talibanes con la operación Achilles (marzo de 2007) en la provincia de Helmand. Pero la violencia creció un 27% entre 2006 y 2007. La tendencia continuó en 2008 donde, según la ISAF, los ataques directos se incrementaron un 40% en 2008 y lo indirectos un 27%; los ataques con IED crecieron un 26% y los SAFIRE (Surface-to-air Fire) un 67%. La insurgencia ganaba influencia y acceso a la población.
A principios de 2008, el jefe de la ISAF Dan McNeill, sostenía que la insurgencia no estaba creciendo tanto como algunas voces sostenían. Según datos de la OTAN, desde octubre de 2006 hasta finales de 2007, el 70% de los ataques ocurría sólo en el 10% de los distritos del país. Ese 10% sólo contenía el 6% del total de la población afgana  (3). A pesar de estos datos, a medida que fue pasando el año se fue aceptando de forma general que la seguridad en Afganistán sufría un claro deterioro . (4)      

En abril de 2008 la OTAN celebró la cumbre de Bucarest en la que se aprobó un nuevo plan estratégico para Afganistán y se emitió un documento titulado “Visión estratégica de la ISAF”, guiada por cuatro principios: un compromiso firme y compartido a largo plazo; el apoyo a un liderazgo y responsabilidad afganos; un 'enfoque global' (comprehensive approach) por parte de la comunidad internacional en el que se coordinasen los esfuerzos civiles y militares; la búsqueda de una cooperación y un compromiso crecientes con los vecinos de Afganistán, especialmente Pakistán. En la actualidad la ISAF se sigue guiando por lo aprobado en esta cumbre de Bucarest.    

Los países aliados prometieron en la cumbre aumentar muy sustancialmente el contingente militar de la ISAF, que en ese momento contaba con 47.000 efectivos. Entre otros, Francia se comprometió enviar a 700 soldados más, que se sumarían a los cerca de 1.200 que ya tenía sobre el terreno y Alemania comprometió 200 tropas de reacción rápida alemanas, Además en 2008 se sumarían 3.200 marines estadounidenses y en septiembre de 2008, el entonces presidente George W. Bush anunció el despliegue de alrededor de 4.500 tropas. Sin embargo, según todos los analistas las tropas aliadas seguían siendo insuficientes para Afganistán y existían importantes carencias en equipos y medios.      

Mostrando a las claras el deterioro en el país, pocos días después de la cumbre de la OTAN en Bucarest, Karzai salió ileso de un intento de asesinato. Los ataques suicidas crecían –entre ellos el de la Embajada india en julio de 2008 que dejó más de medio centenar de muertos-, las principales carreteras que iban a la capital estaban bloqueadas, y los extranjeros y los trabajadores humanitarios corrían el riesgo de ser asesinados. La ofensiva talibán estaba ahora avanzando ahora hacia la capital, Kabul. Los  talibanes aumentaban los ataques contra las líneas de suministro de las tropas extranjeras en un intento de aislar la capital afgana y de acabar lentamente con el ánimo de los países que mantenían tropas en Afganistán.      

Los enfrentamientos armados entre la Coalición Internacional liderada por Estados Unidos y la ISAF contra los talibanes eran cada vez más próximos a la capital. El más grave fue el 18 de agosto de 2008: a tan solo 50 kilómetros de Kabul murieron diez paracaidistas franceses en una emboscada. Anteriormente, en junio, un ataque talibán contra la prisión de Sarposa en Kandahar, provocó la fuga de cientos de talibanes. Además, las continuas acusaciones de bombardeos de las ISAF alcanzando objetivos civiles no ayudaban a limar asperezas con la población afgana.      

El pesimismo por el deterioro de la situación se reflejaba de manera generalizada  a través de las palabras de los principales mandos. El general David McKiernan - nombrado en septiembre de 2008 jefe de las tropas estadounidenses en la operación Libertad Duradera y de la ISAF- confirmaba el creciente nivel de violencia en el este y el sur del país, al igual que el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates. También el representante especial de la Unión Europea en Afganistán afirmaba que la situación era tan mala como en 2001.      

El general David McKiernan citó tres razones que explicaban el deterioro de la seguridad en Afganistán: primero, un cambio de estrategia por parte de los insurgentes; segundo, la llegada de la OTAN y de las fuerzas afganas a zonas previamente controladas por los talibanes; y tercero, la existencia del santuario en la frontera entre Afganistán y Pakistán. Como resultado de la creciente inseguridad las bajas militares alcanzaron las peores previsiones.      

El deterioro de la situación, el número de víctimas civiles en operaciones llevadas a cabo por tropas extranjeras, y las elecciones previstas para 2009, llevaron al presidente afgano a endurecer su discurso respecto a su presencia de tropas extranjeras y a pedir, en noviembre de 2008, un calendario de salida de las mismas del país. Las víctimas civiles no han hecho más que beneficiar a los talibanes. El incidente de Herat el 22 de agosto de 2008, otro en noviembre de 2008, otro el 4 de mayo de 2009 en Farah, y el ataque aéreo de Kunduz a principios de septiembre de 2009 han sido los más sonados. Después de Herat, el gabinete afgano pidió negociar el SOFA (Status of Forces Agreement) para limitar los ataques aéreos, las detenciones y las incursiones a casas.       

2009: ¿Y ahora qué?      

A lo largo de 2009, han sido varias las voces que apuestas por un calendario para transferir la responsabilidad a los afganos. Gordon Brown; su homólogo francés, Nicolas Sarkozy; y la canciller alemana, Angela Merkel; esperan organizar antes de que acabe el año una conferencia para analizar el futuro de Afganistán, examinar los objetivos en materia de gobierno, seguridad, justicia y desarrollo económico y social, y además establecer un calendario de salida. Canadá y Países Bajos ya han anunciado que su misión terminará en 2010 y 2011, respectivamente.   Por otro lado, el nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció el 27 de marzo de 2009, la nueva estrategia “global” para Afganistán y Pakistán, y el despliegue de 17.000 efectivos para unirse a los 38.000 que ya estaban allí, y 4.000 más para formar al ejército afgano. Una estrategia que aún no ha sido puesta en marcha y que ya está siendo revisada por la Casa Blanca. Mientras, el nuevo comandante de las fuerzas de Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán McChrystal han lanzado un mensaje de alerta: o se envían más tropas con carácter de urgencia a Afganistán, o de lo contrario la guerra fracasará.      

Por si fuera poco, las tendencias de los años anteriores han continuado a lo largo de este año. Se esperaba además un  recrudecimiento de la violencia de cara a las elecciones del 20 de agosto, y se ha cumplido. Además de la difusión del vídeo del primer soldado estadounidense capturado por el enemigo en Afganistán, el mes de julio de 2009 se convirtió en el más mortal para las fuerzas militares desde 2001, especialmente para Estados Unidos y para el Reino Unido. Ambos países habían lanzado ese mes dos operaciones paralelas contra los talibanes en la provincia de Helmand, uno de los principales bastiones de los talibanes y también la región con mayor producción de opio del país. El aumento del número de bajas está relacionado con estas dos ofensivas militares que pretendían estabilizar la situación para los comicios presidenciales: la operación Khanjar (Golpe de Espada) que iniciaron el desde el pasado 2 de julio alrededor de 4.000 marines estadounidenses y 650 miembros de las fuerzas de seguridad afganas, y con la operación Panther's Claw (Garra de Pantera) encabezada por las tropas británicas. Los estadounidenses concentraron su esfuerzo militar en el centro y el sur de la provincia, mientras que tropas británicas encuadradas en la OTAN intentaron golpear a la insurgencia de forma paralela al norte de la capital helmandí, Lashkar Gah.      

Han pasado ocho años y la guerra en Afganistán se está perdiendo. El deterioro se inició a mediados de 2006 pero hasta hoy no ha habido unanimidad sobre la verdadera situación que allí se estaba viviendo. La lejanía, la dificultada para obtener datos fiables y el baile de cifras no han ayudado a aclarar lo que verdaderamente estaba ocurriendo.      

Durante los primeros años el objetivo era apoyar al gobierno interino afgano para que estableciera su autoridad y ayudar en la reconstrucción del país. Se construyeron carreteras, se dio acceso a parte de la población a los servicios básicos y hubo un importante impulso en el desarrollo económico del país. Quedaban áreas conflictivas en el sur y en el este del país donde las tropas de la Coalición, liderada por los Estados Unidos, operaban.    

Confiados por la situación, la OTAN empezó la ampliación de su mandato más allá de Kabul y sus alrededores. Al expandirse hacia el sur y hacia el este del país y asumir la responsabilidad de la seguridad en todo el país empezaron a incrementarse la violencia y los ataques. Las tropas internacionales llegaron a lugares donde nunca antes habían estado y los talibanes se encontraron con unas fuerzas menos combativas que las que estaban bajo la operación Libertad Duradera. El enemigo cambió su estrategia, apoyados desde Pakistán, pero no así la OTAN. Estados Unidos tampoco disponía de una estrategia coherente de contrainsurgencia como sí tenía sin embargo para Irak.      

La nueva situación de inseguridad puso en evidencia tanto la falta de tropas como el equipamiento necesario –helicópteros, antiminas, vehículos aéreos no tripulados, etc. – para el nuevo teatro de operaciones. Un déficit cada vez más ligado a las restricciones o caveats que cada país aliado impone a sus tropas, limitando su operabilidad. Los países de la OTAN sin embargo parecían estar más volcados en alabar las PRTs que en hacer frente problemas más inmediatos de seguridad. Unos PRTs que, estando cada unos de ellos está liderado por una nación, han funcionan con diferentes niveles de recursos y diferentes objetivos y por tanto ha habido poca homogeneidad entre ellos y escasa coordinación entre civiles y militares.      

La cooperación también ha sido escasa entre los organismos internacionales allí presentes, en especial entre la OTAN y la Unión Europea. Ha sido imposible cerrar un acuerdo de seguridad entre ellos en Afganistán, poniendo en peligro a las tropas desplegadas en el país asiático y enturbiando aún más la situación.      

Muchos de los países con tropas desplegadas han anunciado un calendario de salida, lo que no ayuda a la población afgana a sentirse más segura. Además, han volcado toda la responsabilidad en un ejército afgano y en un cuerpo de policía que aún se están formando para que asuman cuanto antes la seguridad. Sin embargo el proceso es muy lento y se han tenido que revisar las cifras que se establecieron en el Pacto por Afganistán sobre los plazos el número de efectivos.   El tiempo apremia pero a día de hoy en día sigue sin existir una misión en Afganistán con unos objetivos realistas que se haya ajustado al deterioro de la situación y al cambio de las circunstancias.
 
Notas
[1] Hearing before the House Armed Services Committee, Junio 2006 [2] En octubre de 2006 las tropas británicas decidieron abandonar el distrito de Musa Qala, en la provincia sureña de Helmand, en principio como consecuencia de un acuerdo con los líderes tribales. Tras la retirada, Musa Qala fue ocupada por los talibanes. [3] DoD News Briefing with Gen. McNeill from the Pentagon, Febrero 2008 [4] Algunos informes sobre el deterioro de la situación en Afganistán: “Saving Afghanistan: An Appeal and Plan for Urgent Action.” The Atlantic Council of the United States, January 2008; Afghanistan Study Group Report, Center for the Study of the Presidency, 30 January 2008; “Afghanistan: The Need for International Resolve”, International Crisis Group, 6 February 2008; “Winning the Invisible War: An Agricultural Pilot Plan for Afghanistan”, Center for Technology and National Security Policy, National Defense University, January 2008; Independent Panel on Canada's Future Role in Afghanistan Final Report, January 2008.

Grupo de Estudios Estratégicos (España)

 



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