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01/08/2009 | Cumbre de líderes de Norteamérica: bajas expectativas

Isabel Studer Noguez

Las expectativas sobre la Cumbre de Líderes de América del Norte que tendrá lugar los días 9 y 10 de agosto en Guadalajara, Jalisco, son bajas. Hasta ahora, hemos sabido poco de esta reunión. Quizá porque Norteamérica no está de moda, porque las pasadas cumbres se han percibido como meras oportunidades destinadas a la foto, con pocos resultados tangibles para la ciudadanía o, simplemente, porque se da en una coyuntura poco favorable debido a la época de vacaciones en Estados Unidos y porque los tiempos políticos no son los mejores para los gobiernos de Felipe Calderón y Stephen Harper.

 

Es lamentable que esto sea así, al considerar que estas reuniones al más alto nivel son oportunidades políticas invaluables, sobre todo en una región donde los marcos institucionales no corresponden con los altos niveles de integración económica y social que existen en la región. Si bien el proceso de integración económico norteamericano ha perdido vapor en los últimos años, y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte nunca logró ser ampliamente aceptado, el bienestar de los ciudadanos de los tres países depende de la capacidad de sus gobiernos para diseñar, si no políticas comunes como en Europa, esquemas de coordinación para resolver los problemas que surgen de la creciente interdependencia entre ellos. Los ejemplos abundan y van desde las amenazas potenciales a la salud, como lo es el virus A H1N1, las repercusiones de la crisis financiera y económica en Estados Unidos sobre sus dos vecinos, los efectos perniciosos que tiene la demanda de drogas en ese país en el nuestro, y el efecto devastador de las restricciones fronterizas en la Unión Americana en la competitividad económica regional.

Renovar la idea de América del Norte en la coyuntura actual es, pues, muy deseable, pero políticamente poco factible. La popularidad del presidente Obama y su estilo personal hacen más natural que se acentúe la cooperación a fin de avanzar en muchos asuntos estratégicos para la región, como el cambio climático y las energías renovables y hasta la migración, que se quedaron estancados con el gobierno de George W. Bush. Lo complicado es que la mayoría de esos asuntos dependen del Congreso estadunidense. El que Obama cuente con una mayoría demócrata ahí no implica en automático un apoyo a sus iniciativas e incluso limita sus compromisos internacionales sobre estos temas. La crisis económica, bancaria y del sector automotor, así como la demanda mundial para que EU asuma un liderazgo en la agenda global en asuntos que no fueron atendidos por la administración anterior, sumado a la posición ambivalente de Obama, y sobre todo de su partido, frente al TLCAN, las tendencias proteccionistas mostradas en el buy american act y los muchos frentes que mantiene abiertos en su agenda de política interna, reducen las posibilidades de que, al menos ahora, Norteamérica sea una prioridad de su gobierno.

La inestabilidad de los distintos gobiernos minoritarios del Partido Conservador, dirigido por Stephen Harper, complica el que Canadá pueda comprometerse con proyectos de largo plazo, a lo que se suma su inclinación por privilegiar el enfoque bilateral sobre el trilateral y su escaso interés en fortalecer la relación con México, como lo muestra la reciente imposición de visas a los mexicanos. La agenda del presidente Felipe Calderón, hasta ahora dominada por su lucha frontal contra el narcotráfico, también conduce a privilegiar la relación con el vecino país. Por ser el socio menor y el que tiene más que perder en los problemas derivados de la interdependencia, es México quien ha insistido más en mantener vivo el proyecto de integración.

El que tenga lugar la Cumbre en esta coyuntura política, dando continuidad a este foro de diálogo al más alto nivel, debe verse entonces como un logro en sí mismo. Seguramente veremos avances en los asuntos bilaterales con EU y, a falta de una visión de largo aliento para América del Norte, la definición de una agenda de cooperación trilateral para los próximos tres o cuatro años.

isabel.studer@itesm.mx

Excelsior (Mexico)

 


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