Más de la mitad de sus habitantes viven en Brasil y México, y ambos gigantes siguen con una desigualdad terrible, mientras que el resto del continente vive en condiciones semejantes.

La incontestable dinámica de la economía (no tanto en nuestro país), en los últimos años, no ha logrado mejorar mucho la situación, como se puede ver en Brasil y Perú. Todos los estados necesitan una verdadera reforma fiscal para redistribuir mejor la riqueza producida.

La violencia es otra llaga abierta e impresionante. El 42% de los homicidios que se cometen en el mundo ocurre al sur del río Grande; en Argentina, las armas de fuego son la segunda causa de muerte; en Brasil, 90% de las armas está en manos de particulares (no tengo los datos para México), en México el coeficiente de defunciones por homicidio es de 18 por cada 100 mil habitantes, mientras que en el “violento” EU es de seis y en Francia de 0.9. No debe consolarnos la cifra colombiana de 73. Lo nuestro es un goteo constante que no llama tanto la atención como las espectaculares matanzas de sicópatas en escuelas estadounidenses, pero, en 2006, 36 mil brasileños perdieron la vida por arma de fuego, siete veces las bajas sufridas por el Ejército de EU en Irak durante cinco años… Entre 1992 y 2006 América Latina ha importado, sólo para particulares, armas con un valor de 2 mil 800 millones de dólares, y esas cifras son las oficiales, nada más. Los homicidios en Brasil desde 1978 alcanzan un millón.

No sé si es una buena noticia pero en suicidios, con excepción de Cuba, América va bien. Si en Rusia la tasa es de 59 por 100 mil en México es de 3.2, como en Colombia; en Venezuela y Brasil es de cinco y en Argentina de 6.4. En EU es de 10, en Francia de 15, en Japón 19, en Suecia 14 y en Finlandia 24. Nuestra violencia va contra el prójimo; en los países prósperos, contra uno mismo.

Con todo América Latina ha progresado política, económica y socialmente, aunque la mayoría de la información prefiere cubrir el tema de los líderes populistas. Así lo demuestran estudios serios, aunque lo niegan muchos expertos, periodistas y políticos, adentro y fuera del continente. La inflación crónica ha desaparecido, la democracia se ha consolidado, la pobreza ha disminuido (más que la desigualdad), la antigua sociedad racista de castas en los países andinos está desapareciendo. ¿Cuentos chinos? La última edición del Latinobarómetro y el informe anual de la Cepal dicen que en los últimos cinco años el porcentaje de pobres bajó 8.9 puntos, lo que significa que 31 millones de personas salieron de la pobreza. No es la revolución, pero hay resultados tanto en Brasil como en México, en Perú como en Colombia.

jean.meyer@cide.edu

Profesor investigador del CIDE