El narcotráfico mexicano logró arrinconar a Guatemala, tras crear poderosas y peligrosas estructuras de contrabandistas guatemaltecos de cocaína de Colombia a México y Estados Unidos y penetrar una serie de estratégicos aparatos políticos, empresariales, policiales, judiciales y de seguridad.

Aliados en el control del multimillonario negocio del narcotráfico, mexicanos y guatemaltecos extendieron una red de corrupción que impuso muerte, miedo y silencio en Guatemala. La alianza agravó, hace varios años, la crisis de violencia en un país en el que mafias del crimen organizado trafican desde armas y personas hasta mercaderías y vehículos, pasando por robo de niños, comercio sexual infantil y secuestros.

“Si decimos que México es un narco-estado, Guatemala es un estado criminal”, dijo Iduvina Hernández, directora ejecutiva de Seguridad en Democracia, grupo no gubernamental guatemalteco que estudia el escenario regional de seguridad.

“Guatemala sufre un cerco del crimen organizado transnacional, de estructuras del tráfico ilegal de drogas que corrompieron aparatos de seguridad, justicia y policía y partidos políticos y empresarios”, explicó Hernández a EL UNIVERSAL.

La crisis por la incursión en Guatemala de los cárteles de Sinaloa, Tijuana, del Golfo y Juárez, entre otro, se agudizó el martes anterior, con un choque armado entre narcotraficantes mexicanos y guatemaltecos que dejó 11 muertos —dos mexicanos — al este de la capital. El ataque se atribuye al cártel de Sinaloa.

“La matanza puso en los titulares de la prensa una realidad que era un secreto a voces hace tiempo”, agregó Hernández.

Durante muchos años, los narcotraficantes mexicanos han trabajado en alianza con lo que actualmente parecen ser los cinco grandes cárteles de Guatemala —Luciano, Golfo, Sayaxché, Zacapa y Los Mendoza—y con otros más pequeños. Indígenas y campesinos guatemaltecos producen amapola y venden opio crudo a mafiosos mexicanos para producir heroína en México.

Los mexicanos convirtieron a Guatemala en una estación clave, por estar cerca de las bases productivas en Colombia, de los puentes de tráfico en Centroamérica y de los mercados de consumo en México y Estados Unidos.

“La infiltración del narcotráfico mexicano no nos causa amedrentamiento, pese a nuestros pocos recursos”, alegó Ricardo Gatica, vocero del Ministerio de Gobernación de Guatemala.

Consultado por este diario, Gatica admitió que “tenemos una penetración del narcotráfico mexicano, pero nuestros cuerpos policiales reaccionaron y en los últimos días los hemos golpeado y localizamos importante información bancaria”.

Aunque los colombianos producen y trafican cocaína, el mayor contrabando de Colombia a México y Estados Unidos por Centroamérica y Panamá es dominado por mexicanos desde hace años, coinciden fuentes antidrogas del istmo.

En este panorama, Nicaragua y México confirmaron ayer que a mediados de abril coordinarán el envío a territorio mexicano de una célula del cártel de Sinaloa con penas de 22 años de cárcel en ese país centroamericano.