Muy trajeado y con el gafete de una corporación colgado en la bolsa del saco, el joven quería hacerle una pregunta al ex canciller: ¿Cuál de los aspirantes a la presidencia de Estados Unidos le conviene más a México?

“Para México, no sé, es complicado, pero para el mundo, sin duda es Obama”, repuso, casi de bote pronto, El Güero. El hombre agradeció la respuesta y se retiró sin hacer más preguntas, algo turbado por su atrevimiento.

La víspera, Obama había ganado los caucuses de los demócratas en Iowa y relegó a un inesperado tercer lugar a Hillary Clinton.

La charla derivó entonces hacia las elecciones en Estados Unidos. Castañeda nos comentó su último encuentro con Bill Clinton. Dice que el ex presidente estadunidense está convencido de que su esposa podría resistir un segundo revés (las encuestas la dan nueve puntos abajo de Obama en New Hampshire) y mantener las posibilidades de ser la candidata demócrata, pero no un tercero.

“¿Por qué le dijiste al señor que Obama le conviene al mundo?”, interrumpí, intrigado. Jorge me remitió a un artículo publicado por Roger Cohen en The New York Times, bajo el título de Obama en Órbita (15-11-07), para buscar la respuesta.

Cohen inicia su historia con un axioma: alrededor de 6.3 mil millones de seres humanos la población del planeta dentro de un año, según la ONU no votarán en las elecciones de Estados Unidos, pero se verán afectados por el resultado. “El presidente Bush se encargó de recordarles lo difícil que puede resultar apartarse del camino de poder de Estados Unidos”, subraya el articulista.

Y destaca que, si bien el planeta no puede votar el próximo noviembre, sí puede reflejarse en Barack Hussein Obama, el aspirante demócrata de padre keniano, madre de Kansas, padrastro indonesio, niñez en Hawai e Indonesia y una impresionante experiencia sobre el mundo musulmán.

“¿Preocupado por el choque violento entre Occidente y el mundo islámico? Obama parece puentearlos. ¿Perturbado por el abismo entre pobres y ricos que la globalización provoca? Obama, el afroamericano, logra que el lado sur de Chicago sea el lado sur del mundo”, dice Cohen.

“En México destaca Cohen—, el resentimiento con la administración de Bush tiene que ver más con el estancamiento de la política migratoria y la construcción de una barda fronteriza que con el unilateralismo de Estados Unidos; pero la sed de cambio es la misma.”

Cohen recoge la opinión de Castañeda sobre lo que se espera, al sur del Río Bravo, del sucesor de Bush. Dice el ex canciller: “Los mexicanos quieren evidencias de que las cosas están cambiando, lo que significa que los demócratas y, por supuesto (la elección de), una mujer como Hillary Clinton o un negro como Obama, constituirían la señal de un gran cambio cultural.

“El simbolismo, en México, de un presidente estadunidense de piel oscura sería enorme...”, recalcó El Güero.

La reunión con Jorge Castañeda fue agendada para hablar del libro La Diferencia, que escribió junto con Rubén Aguilar y ya va en la tercera edición. El ex canciller se refirió a las críticas de Lino Korrodi, repetidas por algún comunicador importante, en el sentido de que el libro que hizo no le interesa y sólo lo escribió para vender.

“Está equivocado, ese es el libro que quería escribir. Por supuesto que quiero vender. De eso vivo en parte. No me interesa escribir un libro para que se quede engavetado en la UNAM. Son temas y estilos que pueden vender.

“Pude haber escrito una biografía de Iturbide, pero preferí una del CheGuevara. El personaje me interesa. Vendí más de 200 mil ejemplares en 30 o 40 países y se tradujo en diez idiomas...”, destacó.

Jorge sabe que Korrodi esté molesto por lo que de él se dice en el libro lo describen como ambicioso y conflictivo, pero aclara que el que así habla del arquitecto financiero de los Amigos de Fox es el ex presidente mexicano. “No voy a comprar la bronca con Lino”, nos dice, ya de salida.

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